Colombia en búsqueda de la felicidad
Ya lo advertía Savater en su magistral Ética para Amador: “Y ahora viene la pregunta del millón: ¿cuál es la mayor gratificación que puede darnos algo en la vida? ¿Cuál es la recompensa más alta que podemos obtener de un esfuerzo, una caricia, una palabra, una música, un conocimiento, una máquina, o de montañas de dinero, del prestigio, de la gloria, del poder, del amor, de la ética o de lo que se te ocurra? Te advierto que la respuesta es tan sencilla que corre el riesgo de decepcionarte: lo máximo que podemos obtener sea de lo que sea es alegría. Todo cuanto lleva a la alegría tiene justificación (al menos desde un punto de vista, aunque no sea absoluto) y todo lo que nos aleja sin remedio de la alegría es un camino equivocado. ¿Qué es la alegría? Un «sí» espontáneo a la vida que nos brota de dentro, a veces cuando menos lo esperamos. Un «sí» a lo que somos, o mejor, a lo que sentimos ser.”
El índice global sobre la felicidad es una encuesta realizada por Naciones Unidas que mide como ha evolucionado la felicidad de los ciudadanos en los últimos años en 156 países.
Para elaborar el informe se utilizan los datos de la Encuesta Mundial de Gallup en la que se pide a los encuestados que puntúen su vida del cero al 10, siendo cero la peor vida posible y el 10 la mejor vida posible.
Para calcular el índice se tienen en cuenta seis factores: niveles de PIB, esperanza de vida, generosidad, apoyo social, libertad y corrupción que se comparan con los de un país imaginario, llamado Dystopia. En Dystopia vivirían las personas menos felices del mundo, de forma que los ciudadanos de cualquier otro país con el que se compare, serán más felices que los de éste.
Durante los últimos 10 años Colombia ha estado variable entre los lugares 35 en el año 2013 al lugar 66 en este 2022. Fuente: https://datosmacro.expansion.com/demografia/indice-felicidad/colombia
Sin lugar a dudas todo el ambiente de crispación e inconformidad que se evidencia hoy en el país y que reclama un cambio sustancial en la forma de conducirlo se ve reflejada en esta medición. Un país totalmente polarizado, harto de la corrupción y de la falta de empatía de la clase dirigente con sus gobernados respaldará a uno de los dos candidatos en contienda. Cerca del diez por ciento del electorado votará en blanco según las recientes mediciones y otra gran parte (casi la mitad de los colombianos) será indiferente a los comicios o preferirá abstenerse de forma consciente como cada vez es más cotidiano.
El reto sin dudarlo más allá de quien gane la elección será liderar el país en medio de la radicalización de la oposición. Tratar de generar instrumentos que recuperen la confianza en la institucionalidad y que estén en sintonía con nuestra gente más allá de las ideologías. Colombia grita por un cambio. Ojalá ese cambio nos aleje cada más de Distopya.