De regreso al proteccionismo

Aunque Donald Trump fue elegido presidente de los Estados Unidos y no del planeta, América Primero y sus determinaciones arancelarias sí dejaron boquiabierto a todo el mundo. Pues además de haber sido un discurso extraordinariamente pragmático, cuyo auditorio no era solo los allí presentes sino el sector real de por lo menos 180 países que tienen relaciones comerciales con ellos, de los 195 reconocidos en todo el mundo, y habiendo sido probablemente el discurso más escuchado en toda la historia estadounidense e incluso un poco más allá de su propia frontera.
Aunque parece una determinación muy osada y casi lógica, mírese como se mire, cuando reclama reciprocidad en cumplimiento de lo prometido a su propio pueblo en plena campaña siendo candidato para ejercer un nuevo periodo gobernativo de 4 años.
Ya no es la guerra en Ucrania ni Palestina donde nace la primicia, la crónica, lo urgente ni el extra noticioso, todo ello sale hoy del discurso Trump, incluyendo el gran debate internacional, la reacción y relación con otras potencias y antiguos aliados, el reagrupamiento geopolítico y el desplome bursátil. Lo expuesto por el presidente, literalmente puso el mundo patas arriba y de nuevo el foco multilateral sobre los Estados Unidos y su política comercial y arancelaria como también sobre su verdadero poderío político y económico. Y aunque efectivamente Trump no es el presidente del planeta, como él mismo lo ha dicho, sus resoluciones, con aquello de que América está primero, sí son globalmente determinantes y afectan hasta el mejor de sus aliados.
Es que solo con la firma de esta orden presidencial, el gobierno estadounidense estaría sumando en su ecuación para reducir el déficit comercial de 1,2 billones de dólares, unos ingresos arancelarios adicionales de mínimo el 10%, sin considerar que al final de cuentas, todos terminan echando plata a esa alcancía fiscal para robustecer aún más las finanzas estadounidenses. Jugada maestra que seguro fortalecerá en el tiempo la aún poderosa economía norteamericana.
Son los dueños del balón y pueden invitar a jugar en su equipo a quien les parezca, pero en principio y como siempre se ha dejado entrever será América Primero incluyendo también su patio trasero (Latinoamérica) que supone fundamental en su estrategia. Y más con Canadá y México como el bloque económico sin duda más poderoso y prometedor del planeta entero, y seguro tendrá que ser así para pensar si quiera, en reemplazar algo de todo aquello que solo el oriente produce de manera económica y eficiente.
Ya estamos viendo la reacción mundial frente al retorno del proteccionismo después de 50 años o más, donde USA lideró por décadas, pero ya no, el libre comercio, neoliberalismo o globalización como solían llamarlo; pero que a partir del ¨día de la liberación¨ cómo Trump lo llamó, el mundo es otro, con nuevas relaciones y otras condiciones.
A Colombia no le fue del todo mal si entendemos que se le aplicó el racero mínimo del 10% en sus exportaciones hacia EU. Así para nosotros corresponda al 30% del destino internacional de nuestros productos, tendremos que ser más productivos, más competitivos y comprender como quedaron las cargas, donde perdimos, donde ganamos y como podríamos aprovechar esas nuevas oportunidades y espacios que dejarían esos otros proveedores afectados con las famosas tasas punitivas.
Así estuviéramos avisados de esas medidas que se veían venir, Colombia no tenía una estrategia siquiera pensada, empezando por la ausencia de un ministro de comercio en propiedad y una canciller que de aquello nada.
Esperamos explicaciones y reacciones de quienes lo creen saber, pues en economía la prueba y error es el combustible del cambio y de las verdaderas transformaciones. Es la nueva realidad mundial y no queda más remedio que entenderla y actuar en consecuencia.