Un llamado urgente a la acción por el agua
En medio de las crisis recientes en el suministro de agua potable y energía en nuestro país, nos enfrentamos a una dura verdad: nuestras estrategias y planes para prevenir y mitigar el riesgo de desabastecimiento de agua no están dando los resultados esperados.
No podemos negar la realidad: Colombia, a pesar de su riqueza en biodiversidad, enfrenta una crisis de consumo excesivo de agua. Según un reciente informe de la OCDE, tenemos una de las cifras más altas de consumo de agua por habitante en Latinoamérica. ¿Y lo peor? Producimos seis veces menos ingresos por metro cúbico de agua extraída que otros países de la OCDE, según el DNP.
Desde el 2019, la Política de Crecimiento Verde (CONPES 3934) ha alertado sobre la disminución de la disponibilidad de agua en Colombia. Se proyecta un aumento del 64,5% en el consumo de agua para el año 2030. A pesar de estos pronósticos claros, nuestras acciones siguen siendo insuficientes.
Numerosos estudios y políticas nacionales han identificado debilidades institucionales en la gestión del recurso hídrico. ¿Cuáles son estas debilidades? Los instrumentos económicos no generan suficientes incentivos para adoptar tecnologías y buenas prácticas. Además, enfrentamos una baja capacidad de las autoridades ambientales y una percepción inadecuada de la comunidad sobre el valor del recurso hídrico.
Es hora de actuar. Debemos generar incentivos desde lo local para fomentar la adopción de tecnologías y prácticas sostenibles. Instituciones como el Ibal, Cortolima, las Secretarías de Ambiente, Desarrollo Agropecuario y la academia deberían liderar una gran apuesta para el desarrollo de iniciativas en torno a la generación de soluciones para la optimización en el uso del agua. Necesitamos fortalecer la capacidad institucional y promover la conciencia ciudadana sobre la importancia de conservar el agua.
En medio de este desafiante momento, debemos realizar un impulso significativo hacia un sentido colectivo de solidaridad y responsabilidad en cuanto a la preservación y uso eficiente de nuestros valiosos recursos naturales. No es suficiente simplemente con racionar el agua si continuamos acaparándola en previsión de futuras restricciones en el suministro, mientras seguimos consumiendo de manera indiscriminada. Es crucial que se brinde a la población una guía clara sobre qué medidas y prácticas pueden implementar para reducir su consumo. La concientización sobre este tema es de suma importancia y debemos asegurarnos de que cada ciudadano comprenda su papel vital en la conservación de nuestros recursos.