De fracasos a oportunidades: cómo la resiliencia impulsa el emprendimiento
Recuerdo la primera vez que inicié en el campo del emprendimiento, fue hace ocho años aproximadamente. En el 2016 tuve la idea de colocar un formato de negocio tipo "tienda de conveniencia" similar a OXXO en la ciudad de Ibagué. Todo parecía bien, a tal punto que instalé tres de estos minimercados al mismo tiempo. Quebré a los 2 meses. Fueron mucho los aprendizajes de esta experiencia, pues de los errores que se cometieron en ese entonces, logré trazar una hoja de ruta y un plan de negocio más robusto para intentarlo de nuevo. Un año después, en el 2017 lo volví a intentar, fundé mi actual empresa, Droguerías Medicity y hoy en día somos una de las marcas de farmacias con mayor reconocimiento y más querida por los ibaguereños. Entendí que esa capacidad de levantarse ante la adversidad tiene gran importancia en los negocios, es la resiliencia quizás una de las habilidades blandas más importantes hoy en día.
El concepto de resiliencia se refiere a la habilidad que tienen las personas u organizaciones de hacer frente a situaciones de crisis y adaptarse rápidamente a los cambios, transformando las dificultades en oportunidades valiosas. La resiliencia, en su esencia, depende de la disposición inherente de las personas para generar un cambio positivo en sí mismas. Esta capacidad nos permite descubrir nuestro verdadero potencial y talento, del cual a menudo no somos conscientes hasta que nos movemos fuera de nuestra "zona de confort" y enfrentamos necesidades reales o riesgos que debemos superar.
En el ámbito emprendedor, la resiliencia adquiere una importancia significativa. En un país tan inestable como el nuestro, con numerosos obstáculos en términos tributarios, legales y de mercado, ser empresario y mantenerse en el tiempo es una verdadera hazaña, un desafío que a menudo no es valorado por la sociedad en su conjunto.
De hecho, un estudio realizado por Monitor Group ha revelado que el 72% de los colombianos tienen miedo de crear una empresa, debido al temor a fracasar o quebrar. Esta cifra contrasta con la mentalidad de países desarrollados y líderes mundiales en el emprendimiento, como Estados Unidos (24%) y China (26%), en los cuales el "fracaso" es visto como una experiencia necesaria para el desarrollo de la cultura empresarial y emprendedora. De hecho, en estos países, el fracaso es visto como el primer paso en el camino hacia el éxito empresarial, y no como una desgracia.
A pesar de los obstáculos que enfrentan, aquellos que se atreven a intentarlo una vez más son los que están destinados a forjar el futuro de nuestra nación, contribuyendo al crecimiento económico y a la generación de empleo. Los emprendedores que poseen una alta resiliencia se caracterizan por tener una gran habilidad para superar los obstáculos, lo que se traduce en un corto periodo de negación y una rápida adaptación. Estos emprendedores no temen experimentar y encuentran en la ansiedad y la expectativa una oportunidad para reinventarse y llevar sus organizaciones a un nivel superior. A pesar de los obstáculos diarios y de cualquier tipo, son capaces de crear valor y generar bienestar para la economía y la sociedad en general. En resumen, su capacidad de recuperación y adaptación les permite enfrentar los desafíos con éxito y transformar las dificultades en oportunidades para su crecimiento empresarial.
Por lo tanto, es gracias a esta habilidad que los emprendimientos se enfocan en buscar continuamente la reestructuración, enfrentándose al desafío diario de superarse a sí mismo. De esta manera, la imaginación y la creatividad se ven potenciadas, lo que permite a las compañías seguir avanzando, expandiéndose y, por lo tanto, contribuyendo al progreso económico de sus respectivos países.