Le Monsieur Bulla
En momentos en donde la maltrecha economía de la región sigue afectada por cuenta de la pandemia y los efectos sociales derivados de dicha situación son más que evidentes, resulta alentador que para algunos el panorama laboral luce despejado y prometedor. Es el caso del actual Presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Ibagué (CCI), Brian Bulla, a quien para efectos de esta historia llamaremos Monsieur Bulla.
El buen Monsieur, recientemente ha puesto su nombre a consideración para uno de los cargos más apetecidos de la región, la Dirección Regional del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Ya se especula sobre las razones que le llevarían a renunciar a un jugoso salario mensual de cerca de $21 millones de pesos en la CCI, a lo que debe añadirse un vehículo a su entera disposición, una tarjeta de crédito para sus gastos de representación y suculentas primas decembrinas, para pretender irse al SENA a ganar alrededor de $8 millones mensuales. Creo que no me corresponde ni sería correcto especular sobre las razones que única y exclusivamente le atañen al Monsieur para sustentar su decisión de aplicar a tal cargo, pero seguramente esta decisión nada tendrá que ver el presupuesto de cerca de $54 mil millones que maneja dicha entidad en cada vigencia.
Sin embargo, algo llama la atención de la postulación del Monsieur a este cargo regional. En efecto, en la convocatoria que abrió el SENA (Ver Anexo 1), se indica con total claridad que “los títulos profesionales de pregrado y postgrado (especialización, maestría y doctorado) expedidos en el exterior, deben venir con la resolución de convalidación del Ministerio de Educación Nacional”.
Aquí es donde la cosa no cuadra, pues el buen Monsieur aparentemente adjuntó un título de la Universidad de Metz en Francia (Ver Anexo 2) denominado Master de Ciencia, Tecnología y Salud. Mención: Ciencias para el Ingeniero, Especialidad: Ingeniería Industrial (Diplôme de: Master Sciences, Technologies et Sante/Mention: Sciences pour l´ingénieur/Spécialité: Génie des Systèmes industriels), el cual no se encuentra convalidado en Colombia. Así pues, y según documento expedido por el Ministerio de Educación Nacional (Ver Anexo 3), se indica con toda claridad que “realizada la verificación en las plataformas de convalidaciones, y las bases de datos suministradas por el ICFES no se encontró título alguno convalidado a nombre de Brian Bazin Bulla Tovar”.
Pero la historia no termina allí. En 2019, la CCI, misma entidad que le entregó el año pasado al a Monsieur Bulla el famoso “Bullibono Navideño” por $40 millones de pesos, cuando publicó la convocatoria para el cargo de Presidente Ejecutivo exigía dos requisitos fundamentales. El primero de ellos, “título universitario, otorgado por una institución debidamente reconocida por el gobierno nacional, profesional en ciencias económicas, administrativas, financieras, ingenierías y otras profesiones, con especialización o maestría en alguna de las ramas descritas anteriormente”. Lo curioso es que para esta convocatoria, el Monsieur presentó dicho título sin su respectiva convalidación, tema que por demás no despertó sospecha ni inquietud ni en la firma que hizo la selección, ni mucho menos en la Junta Directiva. Según una fuente interna de la CCI, el tema fue advertido cuando ya se había posesionado y todos prefirieron quedarse calladitos.
El segundo requisito era muy específico: dominio del idioma inglés. Según la prueba efectuada a los candidatos, en este aspecto el buen Monsieur obtuvo el puntaje más bajo con un procentaje de competencia de expresión en inglés de tan solo el 12,5% sobre 100%, lo que evidenciaría las escasas competencias de el Monsieur en dicha lengua. Pero hay más: Aparentemente, en la entrevista en inglés requerida para comprobar sus conocimiento de esta lengua, Monsieur Bulla (¿o deberíamos ahora decir Mister Bulla?) se habría aparecido con un traductor. En todo caso, habría que constatar esta pintoresca e inusual situación con quienes lo eligieron para tan relevante posición. Entonces, si había candidatos que superaban con creces el 70% en este item, ¿por qué se eligió al más flojo?
El caso es que resulta sospechosa la selección del Monsieur cuando algunos requisitos indispensables en apariencia no fueron cumplidos, pues un título en el exterior sin su respectiva convalidación ante el Ministerio de Educación carecería de validez, o tener que acudir a un interprete para suplir un requisito obligatorio tampoco es evidencia de dominar el inglés, pero seguro la cuestionada Junta vio en tan prometedor ejecutivo otras cualidades. Sugiero que para el próximo diciembre, la generosa Junta de la CCI, además de repartir bonos por cumplir a medias con sus funciones, debería ofrecerle como aguinaldo un cursillo en Open English al buen Monsieur, a ver si por fin se le apunta a la internacionalización desde la CCI. Pero mientras Papá Noel llega, sería bueno que la Oficina de la Transparencia de la Presidencia de la República, la Procuraduría y la Superintendencia de Industria y Comercio revisaran estos temas para darle tranquilidad a la ciudad y sobre todo a los miles de empresarios que no han contado con la buena estrella del Monsieur. Au revoir…
Post Data: El pasado viernes 26 de febrero el DANE reveló sus cifras de empleo correspondientes a enero 2021. Como para llorar. Una vez más, Ibagué en un escenario crítico, aunque era previsible pues el primer mes del año es tradicionalmente el más dificil en esta materia. Pero al ver las cifras, el panorama resulta poco menos que espeluznante: 54 mil desempleados y 190 mil inactivos, lo que significa que 244 mil personas, es decir el 44% de la población ibaguereña, están sin empleo y en consecuencia con precarios ingresos, lo que alienta el aumento de la pobreza. Peor aún: de los 206 mil ocupados, 72 mil, es decir el 34% de esos 206 mil, son empleados por cuenta propia, es decir en su mayoría informales. Por eso resulta incomprensible que a pesar de los llamados insistentes desde diversas tribunas, aun no sea clara la estrategia local para reactivar el empleo y para redefinir el modelo económico de la ciudad. El reloj corre. Nos cogió la noche.