Gratuidad en educación superior no es suficiente
En Colombia existe una herramienta fundamental de la política pública que además es un insumo básico para proponer acciones en seguridad alimentaria y nutricional llamada ENSIN (Encuesta Nacional Situación Nutricional), que usualmente se aplica cada 5 años habiendo sido la ultima en el año 2015. Es un estudio que permite medir los problemas nutricionales de la población colombiana, así como identificar los determinantes sociales, los indicadores y las tendencias del país en materia nutricional, como insumo para apoyar la toma de decisiones políticas y técnicas para su intervención.
En el 2020 se debió aplicar el instrumento, sin embargo el Minsterio de Salud ha aceptado que no se realizó debido a la pandemia, estando la mas vigente la del 2015. Al no tener el instrumento como herramienta de toma de decisiones, los datos claramente son erróneos y/o sub estimados. Sin embargo, para Noviembre del año 2021, el Instituto Nacional de Salud reportó 11.608 casos de desnutrición aguda en menores de 5 años en lo corrido del año habiendo tenido una proyección de 10.995, evidenciando un incremento de 613 casos mas de los que se esperaba. Así las cosas, la encuesta que debió aplicarse en el 2020 lleva un año de retraso, sumado a la preocupación existente en la encuesta del 2015 en donde se concluyó que uno de cada nueve niños padecían desnutrición crónica, y se sospecha que la cifra pudo haberse incrementado bastante por cuenta de la crisis del coronavirus de 2020.
Es de aclarar para la comprensión del lector que no pertenece al area de la salud, que la definición “desnutricion aguda” hace referencia a una carencia de nutrientes en un periodo corto de tiempo y que afecta principalmente el peso para la edad; cuando la falta de alimento se prolonga en el tiempo se denomina crónica y afecta tanto el peso como la talla, ademas de otros sistemas de la economia orgánica. Un niño que no se alimenta bien, tiene una baja ingesta de vitaminas y minerales necesarios para desarrollarse, no logra el peso y la talla óptimos, se hace mas vulnerable a enfermedades y tiene mayor riesgo de muerte que los niños alimentados de forma adecuada.
Al no tener cifras de la ENSIN, el DANE ofrece unas cifras que no son especificas para menores de edad. Sin embargo, genera profunda preocupación la afirmación del DANE en cuanto a que casi tres de cada diez colombianos está pasando hambre.
“Las consecuencias son graves, porque estamos mirando una información que no refleja la actualidad. Por más que las organizaciones de la sociedad civil queramos conseguir recursos para poder atender la desnutrición que sabemos que existe, no tenemos datos que nos respalden”, aseguró Andrea García, coordinadora de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la organización Save The Children.
Desafortunadamente, son los estratos mas bajos quienes cargan el mayor peso estadístico en desnutricion infantil. Ya he dicho que la falta de alimento afecta el peso y la talla que un niño debería tener para la edad, pero también he dicho que afecta otros sistemas orgánicos entre los que se encuentra, de forma muy importante, el desarrollo del cerebro y por supuesto del intelecto, ambos directamente relacionados con la capacidad de aprendizaje escolar y el coeficiente intelectual del adulto. El cerebro y en general todo el sistema nervioso, al final del primer año de vida se alcanza el 70% del peso del cerebro adulto, constituyendo también, casi el período total de crecimiento de este órgano. De allí es que la desnutrición infantil y la sub alimentación crónica podrían ocasionar un retraso en el crecimiento cerebral, reducción de su tamaño y el consecuente menor desarrollo intelectual.
“MAMANI ORTIZ, Yercin; CHOQUE ONTIVEROS, María del Carmen y ROJAS SALAZAR, Enrique Gonzalo”, publicaron su estudio llamado “Estado nutricional y su relación con el coeficiente intelectual de niños en edad escolar. Gac Med Bol [online]. 2014, vol.37, n.1 [citado 2021-12-30], pp.6-10”, en donde concluyeron: “Claramente se pueden observar en las tablas y figuras presentadas que la desnutrición crónica en niños en edad escolar es elevada, generando alteraciones antropométricas así como connotaciones a nivel educativo e intelectual; hecho que sucede en otros ámbitos, según la revisión realizada por Verónica Piovani (2005) sobre el estado nutricional y sus secuelas en niños de la provincia de Corrientes Argentina, estableciendo que las secuelas de la desnutrición crónica se hacen evidentes en las alteraciones antropométricas, reducción del perímetro cefálico, talla baja, anemias, carencia de micro nutrientes, hipovitaminosis A, predisposición a contraer infecciones, alteraciones inmunológicas, pero por sobre todo en trastornos a nivel del sistema nervioso central y disminución del Coeficiente Intelectual”
A su vez, el aprendizaje está condicionado por diversos factores, entre ellos la calidad del sistema educacional; las características biológicas del niño; afecciones durante el embarazo; parto, periodo neonatal y la infancia; el coeficiente intelectual del niño; las condiciones de la familia y la escolaridad de los padres, todos los cuales pueden intervenir negativamente y condicionar mal rendimiento escolar.
En Colombia, un pais con igual e incluso superior tributación en relación a otros, la educación publica básica y superior debería ser ademas de gratis, de alta calidad; pero desafortunadamente no es así.
Se ha vuelto una reiterada normalidad ver los “cese de actividades” o “paros” por parte de los docentes públicos, generando interrupciones continuas y permanentes en el desarrollo del aprendizaje de los menores. Las actitudes y aptitudes docentes, ademas de la destreza en el conocimiento y la capacidad de enseñar, debe ser de la más alta calidad en las personas que se les ha otorgado la responsabilidad inmensa de formar a nuestros niños y jóvenes Colombianos; destrezas que deberían ser evaluadas con frecuencia para garantizar así un nivel de calidad docente alto. Al contraste se encuentran las instituciones educativas privadas quienes de una u otra forma tienen mas “libertades” de escoger su personal docente y exigirle al mismo un proceso continuo de autoformación y así mantener un nivel alto docente. Por otro lado, las diferencias presupuéstales entre las instituciones privadas y publicas es enorme, y así mismo es las diferencia en la disponibilidad de herramientas tecnológicas para los estudiantes; por ejemplo, mientras un colegio privado cuenta con un computador por cada estudiante, muchos colegios públicos deben repartir un computador para cien o mas estudiantes.
El bajo rendimiento escolar puede condicionar negativamente las oportunidades de formación profesional del individuo y su inserción laboral, con repercusiones sociales y económicas adversas para el país. Claramente el desarrollo de competencias son fundamentales para acceder a la educación superior la cual en TODOS los casos, públicos y privados, hacen un proceso de selección en donde los mejores y más calificados son quienes acceden a los cupos.
Asi las cosas, un niño de una condición socioeconómica baja, que ha sufrido el infortunio de no tener disponibilidad adecuada de alimentos en el periodo de 0 a 5 años, luego se enfrenta a un sistema escolar público que no tiene las herramientas tecnológicas ni humanas optimas, en el que se va a “formar” durante 11 años, para luego presentar una prueba ICFES que le define su ingreso a la educación superior. Al final, quienes obtienen mayoritariamente los mejores resultados ICFES son quienes han desarrollado mas competencias, y desafortunadamente no son los estratos mas desfavorecidos.
Aunque muy importante la gratuidad en la educación superior; se deben plantear políticas que influyan directamente en la la raíz del problema; una política que enfrente de forma técnica, honesta y responsable los problemas que afectan al futuro joven y adulto como lo son la desnutricion infantil, la calidad de la educación básica publica, la familia, entre otros.