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Causas de la crisis colombiana

La constante pregunta que escucho es, si la Reforma Tributaria es necesaria o no. Unos dicen que es inexorable y necesaria, otros dicen que imposible que se aplique bajo las condiciones económicas actuales. Por: Alberto Delgado.
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5 Mayo 2021 - 10:41 COT por Ecos del Combeima

Hoy analizaré y explicaré las razones por las cuales el país llegó a una de las peores situaciones económicas de su historia.

Al día de hoy, Colombia presenta el déficit fiscal más alto de los últimos 70 años, con una pobreza cercana al 42,5% del total de la población colombiana. Un nivel de endeudamiento que supera el 64% total del PIB el más alto en la última década. Con esto, los ingresos disminuyeron un 12,9% en los hogares más vulnerables, agudizando una situación de por si insostenible.

A lo anterior hay que sumarle la crisis económica y social generada por la pandemia, donde una importante fracción del tejido productivo y empresarial desapareció. Muchas empresas y emprendimientos han desaparecido con un impacto sobre la producción y el comercio de bienes particularmente de la mediana y pequeña empresa.

Pero entonces nace la pregunta… ¿Y cómo llegamos a esta situación?

Para el año 2018 y 2019 respectivamente, el gobierno presentó dos reformas tributarias que fueron aprobadas por el Congreso de Colombia. La primera llamada “Ley de Financiamiento”, y la segunda “Ley de crecimiento”. En estas dos reformas tributarias orquestadas por el exministro Carrasquilla, se dieron amplias exoneraciones a grandes capitales que generaron un hueco fiscal de más de 10 billones de pesos, que no pudieron ser compensados con los ingresos tributados por la clase media; de acuerdo al economista Salomón Kalmanovitz generó una reducción del 1% del PIB. Es precisamente aquí en donde inicia la debacle económica del país. Continuemos…

Con este hueco fiscal y una crisis económica avizorándose, nos llega la pandemia y el gobierno nacional destina la suma de $44,4 billones de pesos, casi el doble de lo que pretendía recoger con la fallida propuesta de reforma tributaria conocida como “Ley de solidaridad sostenible” y que luego de una tremenda movilización por parte de muchos colombianos (principalmente jóvenes indignados con el gobierno de este país, obligaron a retirar del congreso). Dichos gigantescos recursos de $44,4 billones buscaban mitigar el impacto del virus en la economía y salud de los ciudadanos del país. Lo paradójico es que no se evidencia en resultados fehacientes ni en la mitigación de la pandemia, ni el mejoramiento del sistema de salud, y mucho menos la colcha económica y financiera que amortiguaría la crisis en la que entraron la mayoría de las MIPYMES (Micro, pequeñas y medianas empresas).

Entonces… ¿en dónde está esa platica? ¿en qué bolsillos o mejor en qué cuentas de paraísos fiscales terminaron la mayoría de estos recursos?... Buena pregunta.

Ahora bien, ese dinero no llegó realmente a quienes más lo necesitaban y se evidencia en que el gobierno había proyectado recaudar por impuestos y otros rubros, la suma de $158 billones para el año 2020, y solo recaudó $128 billones de pesos. ¿Solución? El ministro Carrasquilla y su séquito promovieron el endeudamiento con la banca externa (BIRF, más conocido como Banco Mundial), por un monto de… léase bien… U$11.000 millones de dólares. Sí, once mil millones de dólares, que puso al país con una deuda externa acumulada equivalente al 64% del PIB, el más alto en los últimos 10 años.  Para entender mejor esto, la jugadita de Carrasquilla con las dos reformas tributarias pasadas, más la situación de pandemia, más el cáncer de la corrupción del país y el gasto desmedido de la burocracia de este gobierno del que hablaré más adelante, pusieron a la economía del país en estado calamitoso.

Ahora bien, cuando los gastos superan los ingresos, lo menos que se puede hacer es disminuir los gastos, o en palabras del presidente Duque ser supremamente austeros. Aquí les mostraré la austeridad del señor Duque:

A creado desde su gobierno y en plena pandemia las siguientes consejerías, gerencias, ministerios y viceministerios, todos con una estructura orgánica que comprende gran cantidad de burocracia y costos impresionantes:

  1. La alta consejería para la estabilización del país.
  2. La consejería presidencial para las regiones  
  3. La alta consejería presidencial para la equidad de la mujer
  4. El alto consejero para la juventud
  5. La consejería presidencial para la información y la prensa
  6. La consejería para la vicepresidencia, con el fin de apoyar a la vicepresidenta Martha Lucia en su relación con el congreso de la república. Sé estarán preguntando ¿Qué es esto?, Sí, yo también me hago esa pregunta.
  7. Ministerio de Ciencia, tecnología e innovación (¿para qué ha servido?) Por ejemplo, la vacuna contra el covid, debería ser algo que estuviéramos produciendo para salvar a la población y disminuir sus costos… pero nada.
  8. Viceministerio de talento y apropiación social del conocimiento que cuenta con un presupuesto anual de $400 mil millones de pesos y en donde nombró de viceministra a una abogada que fue la Señora Colombia en un concurso de belleza.  
  9. Ministerio de deportes con un presupuesto que sobrepasa los $382 mil millones de pesos, y paradójicamente muchos de nuestros deportistas tienen que hacer rifas y gestionar recursos entre amigos y almas caritativas para juntar el dinero para representar a nuestro país.
  10. Creó el viceministerio de la creatividad y la economía naranja que ha sido todo un fiasco en términos de impacto económico y social.
  11. Creó la gerencia para las fronteras
  12. Creó la gerencia para el Covid
  13. Creó la gerencia para la reconstrucción de San Andrés y Providencia
  14. Creó la gerencia para la reconstrucción de Mocoa en el Putumayo.

Las solas consejerías nos cuestan a los colombianos la suma de $232 mil millones de pesos. Pero esta costumbre viene desde los gobiernos pasados, a manera de ejemplo en el gobierno de Santos, creó 14 de las 17 agencias nacionales existentes, una de ellas la ANI (Agencia Nacional de Infraestructura), si, la misma del escándalo de Odebrech, con un presupuesto de $2,5 billones de pesos, más del 10% de lo que se pretende recaudar con la reforma tributaria.

Por otro lado, los congresistas nos cuestan mensualmente la suma de $26 mil 406 millones de pesos que al ser multiplicado por 12 meses da $316 mil 872 millones de pesos más de un cuarto de billón de pesos, sumando las primas de mitad y fin de año se acerca a $400 mil millones de pesos ¿Es esto justo? Cada congresista nos cuesta a los colombianos por año más de $1.429 millones de pesos.

Colombia está catalogado como el país más corrupto del mundo, y de acuerdo a estudios sobre el tema, se calcula que en el país de las maravillas y a través del estado, se roban el equivalente a $60 billones de pesos, 2 veces y medio las pretensiones de la reforma tributaria.

En mi concepto como economista más que una nueva reforma tributaria, lo que se necesita es desmontar inmediatamente las dos nefastas reformas mencionadas al inicio, viables de desmontar a través de decreto, garantizando un incremento de los recaudos para el país cercano a los $10 billones de pesos.

Una total reforma al congreso, como por ejemplo la implementación de un solo senador y representante a la cámara por departamento, además que su salario esté ligado al pago por sección de trabajo (quien no vaya a sesionar no tendrá ingresos), desmontando todas las prebendas que hoy tienen y que son equiparables a las que tenían los gobiernos aristócratas de la época feudal del siglo XVII.  Se demanda una modernización de la estructura administrativa estatal. Con esto nos ahorraríamos miles de millones.

Una reforma judicial que permita atacar y judicializar cualquier acto de corrupción administrativa. Sé que no es fácil, pero nos ahorraríamos otros cuantos billones de pesos. 

Establecer la sobretasa permanente de renta al sector financiero (uno de los sectores que más ingresos tiene en la economía colombiana), nos garantizaría más de $1 billón de pesos.

Repatriación de más de $300 billones de pesos que hoy tienen los colombianos en paraísos fiscales (los ricos invierten o llevan su dinero en donde pagan muy poco o no tienen que pagar impuestos), si este dinero estuviera en Colombia, generaría en impuestos 18 billones de pesos, es decir el 77% del total que se necesita recaudar.

Son muchas las opciones que existen sin tener que tocar la ya deprimida clase media y sin perjudicar a la clase más empobrecida del país.  Ya es hora de que realmente paguen los que más tienen… ¿Será posible bajo este gobierno? Ustedes tienen la palabra.

PD: La reforma a la salud y a las pensiones que está haciendo carrera en el congreso son tan nefastas y peligrosas para el pueblo colombiano, como la reforma tributaria que se quería implementar.

 ALBERTO DELGADO CORTÉS

Economista

MBA Magister en Administración de Empresas con especialidad en Sistemas de Gestión de Calidad - Chile.

Profesor investigador Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad del Tolima

Asesor académico pasantías nacionales e internacionales 

Ponente a nivel internacional UNAM México – Universidad Veiga de Almeida Rio de Janeiro, Brasil – Universidad Técnica de Cotopaxi Ecuador.

*Las ideas plasmadas en este documento no comprometen a la Universidad del Tolima, solamente son responsabilidad del autor.

 

 

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