Jaramillo Tours

Vamos cerrando un lúgubre y mediocre cuatrienio para la ciudad, periodo en el cual en lo único que se destacó el “mejor alcalde” fue en el creciente desempleo, la amenazante inseguridad, el burdo endeudamiento, la notoria pobreza, la ausencia de obras y los recurrentes escándalos por temas contractuales. Pero en otra cosa se destacó el “mejor alcalde”: su alto número de viajes, incluido un viajecito a su natal Líbano a atender un asunto aparentemente personal pero pagado con recursos públicos. Esta es la historia.
Cuando restan pocos días para que Guillermo Alfonso Jaramillo por fin deje la alcaldía de Ibagué en medio de sospechosos “premios” e inmerecidos homenajes de su camarilla de incompetentes, llama la atención que, a pesar del nutrido número de desplazamientos nacionales e internacionales, el “mejor alcalde” no haya gestionado mayor cosa para la ciudad. Según información de la alcaldía, la cual me tocó obtener mediante tutela habida cuenta del constante ocultamiento de información, entre enero de 2016 y junio de 2019, Jaramillo efectuó un total de 169 viajecillos a diversos destinos (Ver relación viajes).
Resulta curioso tan alto número de desplazamientos nacionales e internacionales para tan mediocre gestión, pues el único recurso importante gestionado ante el gobierno nacional fue el del convenio entre la alcaldía y COLDEPORTES suscrito el pasado 13 de noviembre para la culminación del coliseo mayor, en el que el gobierno invertirá $45 mil millones. Y siendo justos, el mérito de esta gestión ante COLDEPORTES es de la bancada tolimense, pues Jaramillo aparentemente solo sirvió para firmar, tomarse la foto y atribuirse el mérito.
Pero dentro de todos estos improductivos desplazamientos, hay uno que causa curiosidad por la naturaleza del mismo: Líbano (Tolima) el 14 de noviembre de 2018. La historia de tan particular viaje es la siguiente.
El día 9 de octubre de 2018, el Gobernador del Tolima, Oscar Barreto Quiroga, sancionó la ordenanza 0012 de 2018, mediante la cual se modificó el artículo 1º de la ordenanza 085 de 1994, quedando ahora así: “A partir de la vigencia de la presente ordenanza el Hospital Regional del Líbano se denominará HOSPITAL REGIONAL – ALFONSO JARAMILLO SALAZAR – Empresa Social del Estado” (Ver Ordenanza 085). En virtud de esta ordenanza, se envió una invitación por parte de la Gobernación del Tolima para participar en el “evento protocolario de cambio de nombre del hospital regional del Líbano, donde se rendirá homenaje al Dr. Alfonso Jaramillo Salazar…” (Ver Invitación Homenaje). Tan importante homenaje al Doctor Jaramillo Salazar, padre de Guillermo Jaramillo Martínez, tuvo lugar el 14 de noviembre de 2018 en horas de la mañana y, como no, el señor Jaramillo Martínez que no se pierde la corrida de un catre, asistió en calidad de alcalde de Ibagué.
La comisión para asistir a ese homenaje se amparó en el Decreto 975 de 2018 (Ver decreto), y se justificó en la invitación cursada por el Gobernador del Tolima. Y aquí empiezan las preguntas referentes a un asunto que, según abogados expertos en temas administrativos, podría involucrar serios reparos disciplinarios e inclusive penales: ¿Por qué Jaramillo Martínez asistió en calidad de alcalde a un acto en honor a su padre, lo cual es a todas luces un tema personal así haya de por medio una invitación de la gobernación?; ¿por qué cobró viáticos para asistir a un evento en nada relacionado con la gestión o jurisdicción de la alcaldía de la ciudad de Ibagué?; ¿por qué, ya que se presenta como el campeón de lo ético, Jaramillo Martínez no pidió un permiso y asistió por sus propios medios y recursos a un asunto que a todas luces era un tema familiar y personal pero que se presenta como “gestión” institucional para cobrar viáticos?
Tal vez el asunto para algunos sea de poca monta en una ciudad en donde los estándares éticos se han devaluado gravemente por cuenta de sujetos como Luis H. Rodríguez y Guillermo Jaramillo y Orlando Arciniegas Lagos. Dirán también sus áulicos que es otro ardid de las misteriosas fuerzas oscuras que no dejaron que Jaramillo mostrara su histórico legado. Lo cierto es que me resisto a creer que a pesar de su pintoresca integridad, el saliente alcalde de Ibagué no haya tenido unos pesitos en el bolsillo para sufragar un viaje de esta naturaleza, viéndose obligado a recurrir a los recursos públicos para que los contribuyentes sufragáramos la asistencia a un homenaje en honor a su señor padre y que, como ya dije, en absolutamente nada se relacionaba con el cargo que tan mediocremente desempeña desde el 1º de enero de 2016. En todo caso y para darle al comité de aplausos del alcalde la oportunidad de esgrimir alguna exótica teoría, ¿me podrían indicar en qué diablos se relaciona un homenaje de estos con el municipio de Ibagué o con las funciones de su alcalde?. En todo caso, bueno sería revisar casos a lo largo y ancho del país en donde funcionarios han tenido que responder por la inadecuada utilización de los viáticos y gastos de viaje.
Una pregunta final: Si la administración de Jaramillo Martínez aparentemente interpretó un evento personal como un acto de gobierno para quedarse con pírricos $375.035 devaluados pesos de viáticos, ¿qué otras cosas se habrán gestado en su cuestionado mandato de las que no tengamos noticia?. Razón tenía Lucas (16:10): “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”…