Festival Folclórico Colombiano: Cultura que mueve la economía del Tolima

Durante los meses de junio y julio, el departamento del Tolima se convierte en un epicentro de tradición, identidad y dinamismo económico gracias a la fuerza de sus festividades folclóricas. Hace ocho días tuve la oportunidad de salir a ver el desfile sanjuanero. Me fui temprano, ubiqué un parqueadero para dejar mi vehículo, y me posé sobre la calle 15 con carrera quinta. En efecto, me encontré con las famosas sillas de plástico que han generado polémica en los últimos días y que algunos avivatos alquilaron desde la madrugada, monopolizando el espacio público que es de todos. Como pude, y junto a mi familia, logramos ver las diferentes comparsas y carrozas que desfilaron en medio de la alegría de la gente que disfruta de sus fiestas, pese a que con el pasar de los años han ido perdiendo su esencia y volviéndose desafortunadamente un foco de inseguridad e intolerancia que hay que combatir con toda firmeza desde la institucionalidad.
Para el San Juan, las autoridades reportaron diferentes riñas, heridos con machete, y hasta con un arma de fuego en un barrio de la ciudad. Tristemente, también se inmovilizaron varios vehículos por cuenta de conductores alcoholizados, y por momentos, la ciudad se volvió un caos, especialmente en horas de la noche.
Sin embargo, y a pesar de lo malo, que ya todos hemos identificado y que esperamos algún día pueda mejorar, hoy en plena celebración del San Pedro también es importante mencionar y destacar las múltiples ganancias para los emprendedores locales, que dejaron el Día del Tamal, el Día de la Achira, y el Día de la Chicha. En el caso de los tamales se vendieron más de 150 mil, mientras que, en dinero, el Día de la Achira se vendieron 148 millones de pesos, y 10 millones de pesos en la primera versión del Día de la Chicha que se celebra luego de la ordenanza aprobada el año anterior. Qué valioso ha sido esa ruta gastronómica que, en el marco de las fiestas del folclor en Ibagué, ha ido generando mayor arraigo en las generaciones y desde luego dinamismo a la muy golpeada economía local, que con las fiestas ve sus hoteles llenos y sus negocios a reventar.
No obstante, hay muchas cosas que mejorar en el tema del desfile y lo que se posa alrededor del mismo. Por ejemplo, en esta ocasión se evidenció desorden y quienes allí participaban iban mezclados todos con todos, como si se tratara de hacer montón sin tener un orden establecido. Algunas comparsas sin siquiera haber recorrido mayor cantidad de metros desde el inicio iban apagadas y desanimadas, y eso también es algo que hay que corregirse con cariño.
Además de hacérsele el llamado a las autoridades, el llamado principal debe hacerse a la ciudadanía. El consumo de licor desmesurado es un ingrediente nocivo para los problemas. La falta de tolerancia y de cultura ciudadana genera inconformismo y riñas, como lo hace que alguien le tire espuma a otra persona sin su consentimiento o simplemente se pise o se empuje a otro en medio de las montoneras propias de los eventos.
Ojalá que hoy en el segundo y último desfile, las cosas sean algo distintas. Tenemos cientos de personas que visitan nuestra ciudad desde otras latitudes, disfrutando de nuestros platos típicos como la lechona, que también dejó buenas ganancias.
El mensaje es que demos ejemplo de civismo, que seamos buenos anfitriones, y desde luego tengamos un buen comportamiento. Después de toda borrachera, llega el guayabo, y no solo el terciario, sino el de las malas acciones.
Posdata: mi reconocimiento al Centro Comercial Multicentro por su festival internacional de danza folclórica. Estuvo 10 de 10 como dicen los muchachos.