Todos merecemos un trato digno en el trabajo

Podemos ser líderes que inspiren y no que intimiden, podemos ser partícipes de la transformación de familias enteras, podemos obtener mayores utilidades como consecuencia de trabajar con personas felices, comprometidas, orgullosas de trabajar con nosotros, que participan y se sienten respetadas e importantes.
Otorgar un empleo va más allá remunerar la ejecución de una labor o servicio pactada en un contrato verbal o escrito. A través del empleo se transforman vidas porque no solamente el colaborador recibe un salario con el que satisface sus necesidades, sino que también adquiere conocimientos y habilidades que le permitirán seguir creciendo aportándole a su vida una cualificación de su perfil. En este proceso los empleadores somos responsables de gestionar ese talento propiciando escenarios de desarrollo que le permitan crecer como persona. Las épocas donde los Jefes ordenaban desarrollar “x” o “y” función ya pasaron. Esas épocas donde las personas permanecían toda su vida en el mismo trabajo, en donde se desarrollaban labores porque era una obligación tener el compromiso de ejecutarlas, donde por temor a ser despedidos cumplían con un horario y unas tareas, en donde el individuo es visto como máquina de generación de utilidades olvidando que es persona, que posiblemente tenga una familia, que tiene motivaciones, sueños y que esa labor que desempeña le ocupa más de la mitad de su vida.
Empezar a ver con otros ojos a nuestros colaboradores nos permite descubrir que no es un favor lo que hacemos, por el contrario, es una relación de beneficio mutuo. Me aterra pensar que aún existan empresarios o líderes que consideren que los colaboradores o empleados deben agradecer tener un empleo y que se les pague prestaciones sociales. Me he encontrado casos en donde no pagan las prestaciones, o no pagan a tiempo sus salarios. Cómo puede ser posible esto? Los salarios de nuestros colaboradores son sagrados, y no por temor a que nos requiera en el Ministerio de Trabajo sino porque el salario, como consecuencia del trabajo, que es un derecho de rango constitucional cumple con el “principio del reconocimiento a la dignidad humana, que necesariamente se manifiesta en la garantía del derecho al trabajo en condiciones dignas que aseguren un nivel de vida decoroso (Sentencia C-521/95). Para que una persona tenga una condición digna de vida, necesariamente necesita recibir su salario completo y a tiempo. Del derecho al trabajo y de condiciones dignas podría escribir muchas líneas, quien tenga inquietudes sobre este asunto encontrará lo que necesite saber en la ley; mi intención hoy es transmitirles la importancia de gestionar el talento. El talento de nuestros colaboradores puede llegar a ser nuestra ventaja competitiva, esa ventaja competitiva, como parte de la formulación de nuestra estrategia, es aquello que nos diferencia, que no es fácilmente copiable, que es reconocido y que constituye un valor para nuestro negocio al otorgarnos una mejor posición competitiva. La gestión del talento humano no es un tema de grandes empresas; no necesitamos tener un área de gestión humana con jefaturas de bienestar, nómina, selección, capacitación y desarrollo. Se necesita empezar por ver el gran valor de las personas que trabajan con nosotros, no para nosotros; se necesita despojarse de la creencia de que hacemos un favor, se requiere eliminar declaraciones tales como “ afuera hay mas personas dispuestas a hacer más por menos”, “ agradezca que tiene trabajo”, “ si le gusta así y si no pues váyase”, “aquí se hace lo que yo digo”, etc.
El concepto de empatía juega un gran papel aquí, al ser empáticos, nos ponemos en los zapatos del otro y nos conectamos con sus sentimientos. “La persona empática se caracteriza por tener afinidades e identificarse con otra persona. Es saber escuchar a los demás, entender sus problemas y emociones”. En virtud de la empatía, podemos iniciar conversaciones con nuestros colaboradores que nos permitan conocer sus sueños, sus motivaciones, sus propósitos. Esto nos permitirá adquirir una mayor perspectiva sobre aquello que los motiva, que dicho sea de paso, no necesariamente es la plata. A las personas nos gusta que nos traten bien, con respeto por ejemplo. Siempre evité ser la persona que le quitara el sueño a un colaborador, porque no me parece que sea correcto que al llegar a su casa, a compartir con su familia, el tema de la cena con su esposa por ejemplo, fuera a ser su mala relación conmigo como líder o jefe. Que esa persona no pudiera compartir con su familia pensando en el trabajo o en los miedos que le pudiera generar su relación conmigo. Para las personas que lleguen a entender esto, les cuento que sí se puede lograr. Podemos ser líderes que inspiren y no que intimiden, podemos ser partícipes de la transformación de familias enteras, podemos obtener mayores utilidades como consecuencia de trabajar con personas felices, comprometidas, orgullosas de trabajar con nosotros, que participan y se sienten respetadas e importantes. Esto no se adquiere con un reglamento interno de trabajo o con una cartilla de funciones, esto se adquiere cuando nos conectamos desde el corazón. Suena romántico y para muchos imposible, pero les aseguro que sí se puede. Solo empiecen por hacer el ejercicio mental de pensar cómo les gustaría ser tratados y así pueden iniciar a generar conversaciones diferentes con sus equipos de trabajo. Sean empáticos, sean legales, sean agradecidos, sean respetuosos. Usted incrementará la productividad organizando el trabajo de todos a través de planes de acción que permitan el cumplimiento de los objetivos señalados en su estrategia, pero no olvide que gran parte de este resultado que obtenga, será producto del relacionamiento con sus colaboradores que son personas y que al igual que Usted, persiguen metas y qué bueno sería lograr una visión compartida y un verdadero trabajo en equipo dentro de un sano ambiente laboral. El ambiente o clima laboral genera gran impacto en las organizaciones y en los resultados del negocio. “Un ambiente laboral caracterizado por relaciones de alta confianza generará un entorno laboral propicio para que los colaboradores puedan dar lo mejor de sí mismos y colaboren con un sentido de familia o equipo. Cuando existe una percepción generalizada de un ambiente poco adecuado, los colaboradores, lejos de contribuir al éxito organizacional, mostrarán comportamientos de apatía y desinterés por el bien común generando conflictos en el lugar de trabajo e incluso comportamientos de agresión y sabotaje.” (https://www.greatplacetowork.com.pe/publicaciones/otros/blog/que-tan-importante-es-el-ambiente-laboral ).Usted decide, empático o antipático. Líder inspirador o jefe intimidador?