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¿Será verdad?

¿Que si el alcalde Guillermo Jaramillo y el gobernador Oscar Barreto, desde el primer día de su gobierno exhiben voluntad política de trabajar en equipo, a 140 días de dejar sus cargos, Ibagué sería otra? Todos creeríamos que Sí. Por: Laura Castro.
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Ecos del Combeima
13 Ago 2019 - 7:09 COT por Ecos del Combeima

El primer banderillazo se da en abril del 2016, con las heridas aún abiertas por todo lo dicho en campaña, el Gobernador Barreto le enrostra a los Jaramillo (Guillermo Alfonso y Mauricio) que en 40 años no han hecho nada por el Líbano y también se dan acusaciones de corrupción entre el gobernador Barreto y el exsenador Mauricio Jaramillo. Terreno abonado para que el alcalde no quisiera saber del primer mandatario de los tolimenses.

Por la misma época en el portal de Edgar Artunduaga Noticias, “pelea a machete limpio” entre el alcalde y el gobernador, frente a una de las preguntas del periodista, el mandatario respondió: “Le estamos insistiendo en solicitudes y autorizaciones con respecto al uso del suelo. Usted sabe muy bien que son temas y competencias exclusivas de los alcaldes. Queremos construir unos coliseos cubiertos en los sectores populares, queremos intervenir unas vías, Ibagué tiene un problema muy complejo en materia de mantenimiento de vías y queremos hacer unas inversiones estratégicas en este sentido, pero el alcalde no autoriza”.

En esta incómoda y vergonzosa pelea de mandatarios, terció el entonces Monseñor Flavio Calle, con un desayuno que para nada alimentó las esperanzas de amistad, cordialidad y entendimiento en beneficio de la región.

Y así comenzó una historia que pronto completará cuatro años y muy probablemente no tendrá fin, donde hubo amagos de empatía, pero los resultados nunca fueron contundentes. Donde Barreto afirmó que a él le gustaría convertirse en el mejor amigo de Guillermo Alfonso, y eso lo demostró cuando al hospital Regional del Líbano se le dio el nombre del exministro Alfonso Jaramillo Salazar, padre de los hermanos Jaramillo Martínez, en un mensaje de desarme chusco. ¿Sí o no?

Se les acabo el mandato y fueron oídos sordos a los reclamos y críticas, justificadas todas ellas, de la clase dirigente, de los gremios y en general de todas las fuerzas vivas de la región.

Las innumerables necesidades de la ciudad, conocidas y en permanente vigencia entre la comunidad, muy seguramente habrían tenido mejor atención y solución ante el alto gobierno y demás instancias que permitieran su cabal planeación, financiación y ejecución.

Es una frustración escuchar decir: “A Ibagué le habría ido mejor si el Alcalde y el Gobernador se hubieran despojado de su ego y orgullo, pensando siempre en ciudad, en región”.

Permita Dios, comencemos una nueva era con personajes de mente abierta, tolerantes y desprovistos de odios, porque los que se van, los desquites y las venganzas en nada los afectaron personalmente, al contrario se van políticamente fortalecidos, pero se petaquearon la calidad de vida y el progreso de toda una ciudad.

¿Por qué resultará tan fácil para los dirigentes políticos jugar con el futuro de toda una región y cabalgar sobre un presente de mentiras y engaños para alcanzar el poder?  Debe ser porque confían en la amnesia colectiva que padecemos.

 

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El país no puede seguir indiferente ante esta realidad. No hay reforma más importante que la que hace real el futuro a quienes están hoy atrapados en la desesperanza. Porque si no les damos oportunidades, lo único que quedará es frustración y resentimiento.

Después de toda borrachera, llega el guayabo, y no solo el terciario, sino el de las malas acciones.

Durante los meses de junio y julio, el departamento del Tolima se convierte en un epicentro de tradición, identidad y dinamismo económico gracias a la fuerza de sus festividades folclóricas.

Al revisar las cifras, encontramos que Tolima es el segundo mayor productor de algodón en el país. De las cerca de 7.500 hectáreas sembradas anualmente en Colombia, aproximadamente 2.500 se cultivan en nuestro departamento. A pesar de los avances en semillas y tecnologías agrícolas, la productividad aún es baja.

No está lejos, toca seguir avanzando, y en esa mejora continua, llegar al ¨Top 10¨ de los departamentos más productivos y competitivos.

Ibagué y el Tolima entero viven por estos días una época de fiesta: música, tradiciones folclóricas y gastronomía atrapan a visitantes y locales.

¿De qué sirve inaugurar una obra millonaria si no funciona? Esa es la pregunta que muchos ibaguereños nos hacemos ante el fallido estreno del acueducto alterno, una mega obra que prometía liberarnos de los constantes cortes de agua y la dependencia exclusiva del río Combeima.

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.