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El apego, la desconfianza y el poder

Al continuismo tenemos que confrontarlo con fuerza y decisión, con capacidad de juntarnos y mantenernos unidos hasta despojarlos de su apego, hasta quitarles el poder.
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Javier Pérez / Ecos del Combeima
1 Mar 2023 - 7:23 COT por Ecos del Combeima

No es que el Papa Francisco en su Ángelus del pasado domingo y sin habérselo propuesto, estuviera echando vainazos a ciertos amigos por estas tierras, como para emplear un sonsonete cotidiano que usamos los colombianos al definir vainazo como una indirecta y vaina como una pulla para insinuar cosas muchas veces complejas; y menos pensar que el Santo Padre estuviera echando vainas a aquellos don Nadie con ínfulas de poder que no respetan nada creyendo estar por encima de la ley, sin importar que su actuar como reyezuelos los meta en un ¨vainón¨ como bien lo registra el Maestro Juan Gossain.

Y resalta el actual Papa de la Iglesia Católica en su alocución semanal, que las ¨tres tentaciones frecuentes y peligrosas que el diablo emplea son el apego a las cosas, la desconfianza y la sed del poder¨. Insiste el Papa que al diablo no se le vence tratando con el, sino oponiéndosele con mucha fe y unidad. Por ello, así el pueblo tenga hambre como tenía Jesús en el desierto, no puede dejarse tentar para continuar sometido por algunos trozos y migajas de pan, que suelen dar aquellos potentados cuando quieren refrendar su poder, como si el derecho de las cosas no fuera que su propia comunidad tuviera la oportunidad de mantener una vida digna y decorosa, como cualquier ser humano.

Aquellos poderosos que se aprovechan de la pobreza y necesidad de su propia gente para mantenerlos privados de su libertad económica y democrática, para someterlos a través de promesas y puestos de trabajo, que quitan y ponen dependiendo de su conveniencia e interés; deben ser relegados y reemplazados por lideres garantistas que desarrollen proyectos útiles y procuren el bien común.

No debe ser negociable seguir como vamos, se debe cambiar para bien, y rechazar la tentación de aceptar lo mismo y apoyar los mismos con las mismas. ¨El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente ¨como reza el adagio popular, y mas por aquí en el Tolima donde veneramos a quien exhibe su poder con vanidad y lo demuestra sometiendo su propia gente, cuando se jacta en decir que sus deseos son ordenes, sin importa si está bien o mal, o contra la misma ley.

Al continuismo tenemos que confrontarlo con fuerza y decisión, con capacidad de juntarnos y mantenernos unidos hasta despojarlos de su apego, hasta quitarles el poder y depositarlo en manos limpias que honren lo público y respeten la diferencia, donde se acate la norma y favorezca el necesitado. Una democracia vigorosa requiere de una sana convivencia y alternancia en el poder, pero desafortunadamente con el continuismo y su apego al poder, se hace imposible no arrebatárselo.

La grandeza del poder está en ejercerlo con humildad y sapiencia, sin permanecer en el por orgullo y conveniencia. Por aquí por estas tierras, el que tiene algo de poder, cree tener capacidades superiores al resto de ciudadanos y hasta piensa que está destinado a mandar por alguna especie de designio o mandato divino. Y es que el apego a las cosas materiales es una debilidad humana pero el apego al poder es una enfermedad que termina imponiendo el mal sobre el bien.

En la economía como en la política, la desconfianza hacia la institucionalidad y la democracia está dada precisamente por el abuso del mismo poder, poder político y económico que se juntan muchas veces para cohonestar, permanecer y condicionar todo en su propio beneficio; por ello en la política regional, el ciudadano resulta votando no a favor de un candidato en particular o propuesta de gobierno, sino en contra de aquellos que abusando del poder, se apegan a el.

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