¿En el Tolima tenemos palabra?
Cada quien está en su derecho de obviar compromisos que asumió en el pasado o de atribuirse éxitos de los cuáles no fue partícipe, pero estas personas ¿se están dando cuenta qué tipo de marca personal están construyendo?
En los negocios se ha vuelto habitual prometer mucho y si no se cumple la culpa es de la pandemia. El liderazgo basado en el desespero ha roto relaciones y algunas compañías o directivos han puesto en juego su buen nombre por no hacer honor a su palabra.
En la política, reiteradamente somos testigos de las promesas que los gobernantes echan para atrás a los pocos meses de ser elegidos. De ahí, los resultados en las encuestas de percepción sobre la clase política colombiana.
En las relaciones interpersonales o cotidianidad del trabajo también es importante la palabra y la reputación. Algunas veces, nos preocupamos más por el protagonismo ante ciertas personas y asumimos compromisos sin identificar si lo que estamos diciendo lo vamos a hacer al pie de la letra o no.
Si hoy aspiramos a ocupar mejores roles en el futuro, no podemos olvidar que todos los días estamos construyendo marca personal. Está comprobado que el cerebro recuerda más lo negativo que lo positivo, y si normalízamos la falta de palabra, debemos saber que la reputación nos pasará cuenta de cobro.
Diego F. Jiménez A
Gerente Agencia Informa
Consultor en comunicaciones y publicidad