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¡El medio es el mensaje !

Lo grave está en la desinformación ilimitada y guerra sucia generada desde las redes sociales que agobia todo país, pues son medios sin rostro que se crean solo para destruir y no para construir.
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Crédito
Ecos del Combeima
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27 Abr 2025 - 8:18 COT por Álvaro Montoya

Oportuno citar a Marshall McLuhan por todo lo que viene sucediendo en Colombia cuando se utilizan algunos medios de comunicación para calumniar, prejuzgar y emitir falsas noticias. Él advertía que nunca había que enfrentar un hombre que tuviera un Micrófono en sus manos, y menos según nosotros y no él, lo utilizara para defender intereses oscuros de organizaciones oscuras, cerradas e inútiles para los demás pero sí para ellos mismos, pues solían convertirlas en trincheras con capacidad de autodestrucción o destrucción exprés de la moral y buen nombre de personas e instituciones que no estuvieran en sus planes y listados.

El poder de informar es una bendición pero resulta siendo casi un pecado cuando se hace para mal, y casi un delito cuando se utiliza para calumniar, prejuzgar o difundir noticias falsas, morbosas y mal intencionadas a nombre de la moral colectiva.

Informar bien y a tiempo es algo extraordinario, casi maravilloso, hasta podría verse como un catalizador de ambientes hostiles y generador de un mejor vivir. Pero cuando se hace de manera irresponsable y actuando con la seguridad que da la ignorancia para lanzar improperios, armar escándalos, crear superhombres y villanos, señalar culpables y declarar inocentes, por aquello de la audiencia, el rating y otros propósitos, delimita libertades y la sana convivencia. Pareciera una condición andar bendecido para transitar por algunos de ellos sin salir envenenado hasta con su propia gente. Pobre de aquel que no esté en su listado, o peor de aquel que pretenda enfrentarlos.

Su poder intimidatorio presiona tanto, que muchos fiscales, jueces y organismos de control se sienten literalmente acorralados y limitados cuando le ponen la opinión pública en su contra y los dejan sin espacio para dar fallos diferentes a los que a ellos les conviene o a los poderes que los financian; para fortuna de la verdad, el poder judicial viene descubriendo algunos montajes de escritorio.

Toca reflexionar y sacrificar algo de nuestra vanidad para neutralizar esas malas costumbres y no permitir que unos francotiradores de la moral, camuflados de medios, periodistas o columnistas como nosotros, condenemos personas e instituciones sin antes hacerlo un juez, y libre de toda presión mediática.

Todos merecemos una información clara, oportuna y verdadera, y hasta propositiva, y no tener que montar un circo diario para ser leídos, vistos o escuchados. Tenemos que hacer algo, así sea sacrificando algo de nuestra imagen como hombres o mujeres públicas, empresarios, líderes, profesionales, académicos, personas de bien o simplemente salir del anonimato, para exigir que algunos medios de comunicación informen bien y anden con la verdad y le bajen un poco a la calumnia.  Para aquellos medios sin rostro, cero eco, solo denuncias y todo el peso de la justicia.

Finalmente con los medios formalmente constituidos, se puede exigir hasta encontrar la verdad; lo grave está en la desinformación ilimitada y guerra sucia generada desde las redes sociales que agobia todo país, pues son medios sin rostro que se crean solo para destruir y no para construir.

Por ello siempre será importante referenciar a McLuhan con su frase ¨El medio es el mensaje¨ donde señaló que afecta más el medio a través de cual llega el mensaje, que su propio contenido; eso que al morir en 1980,  apenas iniciaba la era digital como apertura de las redes sociales, el big data y la inteligencia artificial, donde muchos de estos nuevos medios digitales, prácticamente nacerían invisibles.