Sombras en campaña
El tema reviste especial atención, pues los intentos por coaccionar a la justicia para que no afecte los intereses de los más poderosos deberían ser leídos por el electorado como lo que son: sombras que se ciernen sobre la imagen de quienes aspiran a ser elegidos en cargos públicos.
Sería irresponsable atribuir a los directamente involucrados en estas investigaciones la autoría de las amenazas, sin embargo, queda en el ambiente el que estas provengan desde sus círculos más cercanos.
No menos preocupante resulta que la Unidad Nacional de Protección desestime el riesgo que representan estos mensajes que, por tercera vez, se le hacen llegar al operador de justicia y que podrían comprometer no sólo su integridad si no la de su familia.
Las medidas de seguridad en este y todos los casos se hacen tan urgentes como necesarias cuando de por medio está la intención criminal de obstruir el ejercicio de los jueces de la República y por ende llegar al fondo de estos asuntos.
El silencio como estrategia de comunicación es una medida de corto plazo y por respeto a las instituciones, a la democracia y a los ciudadanos, uno esperaría que las campañas políticas, hoy cuestionadas, le dieran la cara a la opinión pública para rechazar cualquier maniobra de terceros por pretender desviar el curso normal de los procedimientos legales. Lo contrario sería equivalente a complicidad y aceptación.
Quizás es momento de que la Corte Suprema de Justicia considere una vez más el cambio de radicación de este proceso para que sea asumido por un juez en otra ciudad, mientras tanto, lo que nos queda como sociedad civil, además de reprochar vehementemente estos episodios es rodear a la justicia y propender porque puedan desarrollar su tarea con transparencia, en estricto apego a la Ley y el derecho.
Vendría bien además que la Misión de Observación Electoral documentara este episodio e hiciera el seguimiento debido antes los organismos del Estado.
Electoralmente también debería invitarnos a reflexionar a los ciudadanos del común, si merecen realmente nuestro voto de confianza aquellas figuras de liderazgo en las que a futuro los ejercicios de gobernabilidad podrían estar amenazados.