Potencia mundial de la vida
El pasado 20 de julio inició un nuevo periodo legislativo, en su instalación, el presidente Petro muy a su estilo, afirmó que “se estaba acabando la guerra entre el Estado y la insurgencia”.
Sin duda parece que el presidente estuviese hablando de otra guerra o de otro país, porque si del nuestro se trata, estamos cada vez peor; sería bueno recordarle al Presidente lo siguiente: hoy los ciudadanos no pueden circular libremente por el territorio nacional, pues muchos sectores del país están siendo controlados por grupos insurgentes, narcotraficantes y disidencias de las FARC; de hecho, hace unas cuantas semanas secuestraron a una militar con sus hijos, ¿si no pueden transitar libremente los miembros de la fuerza pública, que podemos esperar nosotros?
También dijo el presidente que seguirá firme en la intención de convertir a Colombia en “la potencia mundial de la vida”; se le olvidó al presidente, que él ya no es un candidato y que debe asumir una posición de estadista y no de activista, que con ese discurso agitador lo único que hace es ahondar la polarización que existe. Si su voluntad fuera convertirnos en una potencia mundial de la vida, no le ataría la capacidad militar a las fuerzas armadas para que puedan hacerle frente a los grupos armados ilegales y así garantizar el orden y la seguridad, de lo contrario, seguiremos viendo muertos por doquier.
Si Petro realmente quisiera que fuéramos la potencia mundial de la vida, su gobierno en el primer año no tendría la ejecución presupuestal mas baja de los gobiernos nacionales en los últimos 20 años, ya que solo llega al 20%. ¿Si se tienen los recursos, por qué no los invierte en los programas sociales y en la mitigación del riesgo en el que nos encontramos por la llegada del fenómenos climáticos que auguran futuros racionamientos? Si queremos ser la potencia mundial de la vida, ¿por qué hacerle apología al delito dándole un ingreso mensual a los delincuentes con los impuestos que pagan los ciudadanos que no le hacen daño a nadie y que que se mantienen en la legalidad por difícil que sea?
Podría continuar hablando de las constantes contradicciones del presidente y su Gobierno, el país no puede seguirse manejando desde el romanticismo de los discursos y debe pasar a los hechos, de no ser así, será muy difícil recuperar los años de estancamiento y atraso que están por venir.
Finalmente, la esperanza está en el Congreso de la República, para que desde allí se haga una oposición constructiva, que controle los desaciertos y excesos del gobierno y le de impulso a las iniciativas que realmente necesita la nación y por supuesto, la esperanza esta depositada en las regiones, para que desde aquí, en las próximas elecciones a las gobernaciones y alcaldías, blindemos al país de gobiernos que tengan esa misma tendencia ideológica.