Hasta que la indignidad se haga costumbre
Cuando la ideología está por encima de la razón y la eficiencia pasa lo que actualmente ocurre en Colombia y es que todo está “despiporrado”. No es un secreto la baja popularidad del presidente Gustavo Petro, quien desde que inició su mandato se ha dedicado a derrochar y hacer gala de su incompetencia a la hora de ejecutar.
No solamente se caracteriza por su falta de disciplina y puntualidad, sino que acompaña su gestión de un discurso que atiza la lucha de clases,con afirmaciones como “clase media arribista” o “ blanquitos ricos”, presentando a las “élites” o “dueños de capital” como los causantes de un país que vendieron como inviable y presentándose como un salvador de Colombia, que promete llevarla a un estado de progreso, inclusión y aparente igualdad, basado en políticas que van en contravía del desarrollo económico y el bienestar ciudadano.
Las marchas, producto de la movilización colectiva que agrupó a ciudadanos de todos los estratos socioeconómicos, fueron la prueba de la decepción en la que cayeron la mayoría de sus electores.
A Petro ya no le creen y poco pareciera importarle. Los innumerables viajes, que ya son 20 en once meses de gobierno, viajes que hasta ahora no han aportado resultados favorables para el país, salvo para quienes viajan, pues reciben millonarios viáticos, sus erráticos nombramientos en cargos de gran impacto nacional, sus escándalos de corrupción, en donde su hijo resulta presuntamente recibiendo dineros del narcotráfico para financiar su campaña a la presidencia, el escándalo del polígrafo a la niñera de su jefe de gabinete Laura Sarabia.
La presunta pérdida de tres mil millones de pesos que no ha podido justificar dicha funcionaria, el posterior suicidio de quien aparentemente sabía quién había dado la orden de hacer el polígrafo a la niñera, cometiendo un abuso de autoridad, violación de derechos, entre otros delitos, las conversaciones filtradas por quien fuera su mano derecha en la campaña y encargado de afianzar las relaciones con el régimen tirano de Venezuela de Nicolás Maduro, Armando Benedetti, quien entre líneas afirma que el presidente consume drogas, afirma tener información que los llevaría a todos a la cárcel y ser parte de un gobierno lleno de irregularidades.
Las cortinas de humo que involucran a su esposa cada vez que pretenden desviar la atención, en donde la señora sale a bailar o a mostrarse semi desnuda en medio de un masaje, los innumerables casos de nepotismo, en donde familiares y amigos son nombrados en cargos sin cumplir con los requisitos de experiencia o formación y, como si fuera poco, las incontables mentiras que vive difundiendo tales como que la inflación disminuye gracias a su gestión, que peso se revalúa por la misma razón o que gracias a él, le devuelven la mesada 14 a los militares, son entre otras, las causas de su baja popularidad y de la crisis que atraviesa el gobierno, no en vano han salido ya ocho ministros y otros altos funcionarios.
Petro no entiende cómo funciona el país en materia económica y social, mucho menos va a poder gestionar alguna estrategia para mejorar nuestra economía. Los colombianos han comprobado que quienes estuvimos en contra de su elección teníamos la razón y por tal motivo ya empezaron a manifestar su rechazo, lo que ha llevado al Congreso de la República a no apoyar sus reformas, posibilitando así una mayor confianza en los mercados, reflejándose en un menor precio del dólar.
La inversión extranjera no ha incrementado por su gestión, por el contrario, se ha incrementado en aquellos sectores que constantemente amenaza y afecta, con lo cual los inversionistas han tenido que acelerar sus inversiones para poder “sacar la platica” lo antes posible. Su última “perla” ha sido la ejecución del pago de la renta ciudadana, en donde ha llevado a la población más vulnerable, a hacer filas interminables mendigando el subsidio en condiciones indignas. Petro suele limpiarse las manos diciendo, “yo no lo crié”, “yo no dije eso” y, seguramente en este caso dirá lo mismo porque no ha habido pronunciamiento alguno hasta ahora.
Lo cierto es que ha nombrado en Prosperidad Social, a una persona absolutamente incompetente que ha priorizado su ideología progresista al beneficio de los ciudadanos, en tal sentido, despidió al Vicepresidente de tecnología y ejecutó un proceso de dispersión de subsidios absolutamente ineficiente. Con la idea de “quitarles el negocio a los privados”, a esos “gomelos acomodados”, Nequi y Davivienda, para estatizar la operación en cabeza del Banco Agrario, que no tiene la capacidad instalada para hacerlo bien, logró demostrar que son absolutamente incapaces de ejecutar algo. Solamente acuden a sus bodegas para difundir mensajes de odio y defender su pobre gestión.Viendo todo esto, no es difícil imaginarse el desastre que sería la implementación de su reforma de salud, laboral o pensional. Acabarían con Colombia.
El desespero del Pacto Histórico es tal que ahora su vocero, Gustavo Bolívar, sale a proponer a Margarita Rosa de Francisco como candidata a la Alcaldía de Cali y a Mabel Lara como candidata a la Gobernación. Habrase visto un partido sin opciones, que tenga que acudir a candidatos que en realidad no son candidatos, para ver si logra generar alguna tracción.
No tienen miembros capaces de gestionar con eficiencia y no tienen potenciales candidatos capaces de generar credibilidad, su debilidad y pobrezaargumentativa es tal, que para defenderse lo único que tienen, es buscar casos parecidos del pasado, para equiparar problemas y decir que no son los únicos o primeros en presentarlos y nunca asumen responsabilidades.
Todo lo anterior, al final de la historia, a pesar de costarle a los colombianos el esfuerzo del pago de impuestos para que el gobierno los derroche, no es tan malo, pues Petro está demostrando cada vez más su incapacidad hasta para destruir el país. Sus reformas no van a pasar, pues una vez pasen las elecciones regionales y los demás partidos tengan el poder regional, poco o nada importará quedar bien con el gobierno y costo para que le aprueben algo será enorme.
Los congresistas que se venden son verdaderos mercenarios cuando se trata de cobrar favores. La inseguridad ha crecido tanto y los grupos criminales y guerrilleros se han fortalecido de tal forma, que el país reclamará un líder que vuelva a enderezar el país como lo hizo el presidente Álvaro Uribe en su momento.
En Colombia aún hay sensatez y con seguridad, esta pesadilla de gobierno acabará en el 2026 y aunque hayamos perdido tiempo valioso de desarrollo, el próximo dirigente que será la antítesis de Petro, devolverá la seguridad y generará las condiciones para recuperar el país perdido en la era Petro.