El efecto Nayib Bukele, cuando la seguridad es el clamor popular
En Colombia el ambiente de inseguridad es cada vez mayor y los efectos de la llamada “Paz Total” aún no se evidencian, diferentes grupos armados al margen de la ley se hacen cada vez más fuertes, llámense: Los Pachenca, la oficina, el Mesa, los Costeños, la Local, la Cordillera, los mexicanos, Tren de Aragua, Clan del Golfo, disidencia de las Farc, ELN, entre otros; más de 2000 bandas de crimen organizado que sustentan su accionar principalmente en el manejo del narcotráfico y microtráfico en todas sus etapas, sicariato, minería ilegal, tráfico de armas, secuestros, extorsiones y otras más acciones delictivas operando en todas las ciudades tanto en las zonas rurales como urbanas, permeando a las organizaciones estatales y dejando a la población expuesta a su suerte y peor aún con un debilitamiento acelerado de las fuerzas del estado. En ese contexto existen ejemplos de otras naciones, los cuales son recibidos con gran acogida, generándose un clamor popular por seguir este ejemplo de autoridad.
Es ahí cuando llegamos a El Salvador, un país que la mayoría de los colombianos no teníamos en nuestra mente, seguramente la mayoría de los lectores no tendrán en su memoria los presidentes que han pasado por esa nación, ¿quién recuerda por ejemplo a: Armando Calderón Sol, a Francisco Flores, a Elías Antonio Saca, ¿Mauricio Funes, Salvador Sánchez, presidentes de ese país desde 1994 hasta 2019? Probablemente ninguno venga hasta nuestra memoria; del Salvador lamentablemente solo llega a nuestro recuerdo, las cruentas luchas guerrilleras de los años ochenta con el Frente Farabundo Marti, el FPL (Fuerzas Populares de Liberación), (ERP) Ejército Revolucionario del Pueblo o el (RN) de la resistencia nacional o incluso peor el fenómeno de “Las Maras” organización criminal inicialmente creada en Los Ángeles – California y con influencia en el sur de Estados Unidos y norte de México, cuyos principales integrantes son de origen salvadoreño, los mismos son conocidos por su accionar como pandilla criminal encargada de narcotráfico, extorsión, contrabando de armas, secuestros y asesinatos por encargo que como rasgo común tienen estar tatuados en gran parte de su cuerpo, en una especie de lenguaje simbólico, pero fundamentalmente famosos por la extrema crueldad de su accionar llegando a niveles dantescos y de maldad satánica.
Estos grupos tuvieron a la nación salvadoreña sumida en un caos y niveles de inseguridad de los más altos del mundo y ninguno de sus gobernantes se atrevía si quiera a afrontarlos por el poder intimidante de las Maras, pero a partir de mediados de 2019, esta situación comenzó a cambiar
Llega a la Presidencia de la nación centro americana Nayib Bukele y desde el inicio de su gestión arremetió con todas las fuerzas del estado para recuperar al país del hampa, desde el bloqueo de las señales en los centros penitenciarios, el fortalecimiento de la policía y el ejército en entrenamiento, equipos tecnológicos y hasta en sus remuneraciones, así mismo logro un avance en la política criminal y en el código penal para una justicia más expedita y logro una gran depuración de la rama judicial que se encontraba corroída por Las Maras, todo lo anterior con una determinación, capacidad y sobre todo valentina extraordinaria; de tal manera que su gestión ha logrado entregar al pueblo salvadoreño la mayor tranquilidad y seguridad, lo que no se veía hace más de 50 años, ha logrado acorralar a las bandas, llevándolas de manera masiva a prisiones, sin reparos y sin ningún tipo de privilegios, a tal punto que el nivel de popularidad, de aceptación y de admiración en esa nación lo tiene con más de un 90% de aprobación en casi 3 años de gestión, nivel de aprobación más alto en toda américa latina y además convertido en un referente mundial frente a la lucha contra la criminalidad y sentido como el anhelo de muchas naciones de tener un presidente así. Es motivo de comparación continua esta gestión con la de los demás poco eficientes gobernantes latinoamericanos en cuanto a lucha contra el crimen organizado.
Este es un claro modelo de labor efectiva, sin populismos y con resultados totalmente verificables en función de las mejoras de la calidad de vida y seguridad ciudadana, su nivel de aceptación en estos 3 años es difícil de equiparar porque esa validación y aprecio del pueblo salvadoreño no es comprable, su lectura de seguridad ha querido ser criticada por otros gobernantes que están más pendientes de los derechos de los criminales que de la gente de bien.
A pesar de la críticas de otros gobiernos, organismos internacionales y ONG; Bukele es contundente destrozando todos los ataques con argumentos sólidos, medibles e incuestionables; y aunque en un artículo de un medio de comunicación nacional se trata de desvirtuar la extraordinaria labor de Bukele, esta se pierde en argumentos poco creíbles, que no son congruentes con la nueva realidad salvadoreña ¿Cuántos quisieran lo mismo?, un gobernante con autoridad y determinación.