La seguridad ciudadana
Hace un tiempo escribí sobre los graves problemas de seguridad que está viviendo el país, una situación que se volvió constante y que tiene al limite a la sociedad en general.
El cansancio que tenemos los colombianos es evidente, pues ya no es un simple tema de percepción; la inseguridad que pulula en las calles, centro comerciales, conjuntos residenciales, al andar en moto o carro, hace que se desconfíe de las autoridades y en el aparato judicial del país. La explicación de fondo tiene que ver con la difícil situación económica por la que se atraviesa a raíz de la misma pandemia, que incide en la proliferación de ladrones que a como de lugar pretenden conseguir lo que dejaron de percibir. Además, no se puede esconder que en Colombia es rentable delinquir.
Ahora bien, si analizamos lo que ha ocurrido recientemente en ibagué, tendríamos que agregarle un ingrediente más, la degradación y pérdida de valores de nuestros jóvenes. En el caso la muerte de los policías, fueron muchachos de 16 y 20 años, naturales de Rovira, que como en las películas atacaron a los patrulleros en plena avenida ambalá, andando en moto y propinándoles disparos en la cabeza y en el cuello, dando también un mensaje de irrespeto por la autoridad. No obstante, hay que reconocer que la policía actuó con prontitud al realizar un plan candado que permitió la captura en tiempo récord de los asesinos.
Entonces, contrario a lo que se entendió durante mucho tiempo, la seguridad no debe ser un concepto asilado y debe comprenderse como la seguridad ciudadana, que no sólo depende de la policía. La seguridad ciudadana está relacionada a la presencia de múltiples actores, condiciones y factores. Entre ellos: la historia y la estructura del Estado y la sociedad; las políticas y programas de los gobiernos; la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales. Sin embargo, la policía es un engranaje indispensable para las garantías de los derechos humanos comprometidos ante la violencia y el delito. Así lo ha entendido la comisión interamericana de los derechos humanos.
Finalmente, todos, como sociedad, debemos unirnos para combatir ese flagelo, pues no basta con tener la mejor articulación entre la tecnología que brinda las cámaras de seguridad con las que ya cuenta la ciudad, con aumentar el pie de fuerza que con su accionar ha permitido la captura de cerca de mil delincuentes en lo que va corrido del año, si los Ciudadanos no denuncian o no toman la mas mínimas medidas precaución, como se dice coloquialmente, no dar papaya.