Por ahora lo mejor, son las clases virtuales
Si bien los casos graves del covid-19 no son tan frecuentes en menores de edad, si son ellos vehículos de contagio del virus, lo que sin lugar a dudas podría generar mayor exposición y como resultados más contagios y fallecidos.
Es adecuado, luego de la anterior reflexión, por demás científicamente comprobada, que lo correcto para este inicio del calendario escolar es mantener la virtualidad como medida de protección, conociendo de primera mano por todos los ciudadanos los estragos que causa esta enfermedad no solo en la salud de quienes la padecen, como también en la economía y en la vida en general.
Estamos de acuerdo que el compartir de los niños en sus colegios es fundamental para su desarrollo, entendemos, y más como padre de dos pequeños, que la interacción con sus pares es muy importante, los juegos, las risas y la vida escolar es una época maravillosa, que infortunadamente se ha visto traumatizada por la pandemia, pero a la par de esta consideración, valida por demás, es necesario advertir que es imperativo proteger la vida y la salud de todos, razón por la cual, se debe mantener la educación desde casa, repito, hasta tanto no este inmunizada la población.
Además, por más que los colegios brinden las condiciones de bioseguridad y la alternancia para reducir el número de niños en el aula de clase, es muy difícil que los pequeños mantengan la distancia, mantengan por horas el tapabocas correctamente y conserven las medidas de protección. Es tan evidente la preocupación que en los planes de vacunación los docentes están contemplados en la fase tres del proceso de inmunización.
Es mejor permanecer unos meses más con clases virtuales, que tener nuevamente abarrotadas las unidades de cuidado intensivo, que ver como fallecen familiares y amigos, y también como se hunde la economía, pues los cierres y restricciones de movilidad se convierten en la única arma para detener la velocidad de contagio del virus y sus nuevas cepas.
También vale la pena decir que el Gobierno Nacional, debe velar por la garantía de acceso a internet de toda la población en edad escolar y en condiciones de vulnerabilidad para evitar que por falta de equipos y conexión se aumente los índices de deserción escolar. Las alcaldías y gobernaciones deben también hacer lo propio, cómo se ha hecho en el Tolima e Ibagué, con la entrega de equipos, acceso a la red y la matrícula cero que ha sido un avance de alto impacto en la democratización verdadera de la educación superior.
La paciencia es fundamental para enfrentar ese tiempo turbulento y lleno de retos, toda tormenta tiene su final y el sol no tardará en salir, y quizás más pronto de los que imaginamos podamos nuevamente llevar con alegría a nuestros hijos al colegio, para que se abracen con sus amigos, para que aprendan, para que sean más felices. Por ahora cuídemelos en casa, acompáñemolos en sus procesos de aprendizaje, mientras esperamos el inicio de la vacunación y del paulatino retorno a la normalidad que tanto anhelamos.
Andrés Currea Hernández
Comunicador Social y Periodista
Especialista en Educación, Cultura y Política.