Revocatorias: Reencauche politiquero
Sin importar las causas reales para iniciar un proceso de revocatoria del mandato, es decir una argumentada lista de omisiones del mandatario de turno, lo encargados de estos shows buscan volver a sonar como los salvadores, olvidando que cuando estuvieron en el poder no hicieron las cosas bien.
Hacen todo un espectáculo mediático, diseñan posters y activan las famosas bodegas para esparcirse por las redes sociales, pero la sustancia de un proceso tangible no se halla por ningún lado, y tal ausencia devela la intensión de figurar nuevamente y buscar el apoyo popular a través de la vieja estrategia de generar descontento e indignación entre la opinión pública, con base en mentiras y verdades mal contadas.
Lo peligroso de estas maniobras son los efectos negativos que generan, como, por ejemplo, la polarización, la división, la desinformación y la calumnia soterrada que trata de impedir que un gobierno desarrolle las políticas públicas necesarias para irradiar con bienestar a la sociedad. Dicen defender y salvar, pero lo único que logran es impedir el desarrollo y distraer a quienes deben estar concentrados en trabajar por los intereses de todos los ciudadanos.
Revoquemos mejor a quienes no soportan que otros piensen diferente, a quienes no son capaces de sentarse a dialogar por la ciudad a pesar de las diferencias conceptuales, y dedicarse a construir y no destruir. Revoquemos a los panfletarios de oficio, que escondidos en la trinchera del anonimato de cuentas falsas y bodegas fábricas de mentiras, destilan odios y mentiras para confundir a los ciudadanos. Revoquemos la forma soterrada de criticar y de reprochar sin argumentos, Revoquemos las mentiras y mejor consolidemos espacios de intercambio de ideas, repito para construir y no destruir.
Sí tanto se ama a una ciudad, es contradictorio que la estrategia para salvarla, sea causándole daño, sea dirigiéndola a un agujero negro y dejarla sin salida, sea iniciando procesos estériles de revocatoria que no conducen a nada y que son rebatidos por las acciones de gobernantes responsables que están haciendo las cosas bien. Sí tanto se ama a una ciudad, la mejor estrategia es ayudar, dar ideas, generar espacios de concertación, buscar el consenso y apuntar a un objetivo común, y no como pasa en muchas ciudades, atacar sin compasión y con mentiras para deslegitimar, destruir y engañar.
Revoquemos a quienes posan de héroes cuando todo sabemos que son los villanos.
Andrés Currea Hernández
Comunicador Social y Periodista
Especialista en Educación, Cultura y Política