El concepto de autoridad, según la RAE, define que: es la potestad que ejerce una persona sobre otra u otras, y entonces se habla de la autoridad del jefe del Estado, del padre de familia, del maestro, del patrono, cada uno de ellos dentro de sus atribuciones legalmente establecidas.

En este sentido, nos encontramos ante la potestad, facultad y legitimidad que puede tener una persona sobre otra. Para ser mas especifico, en una misma semana vimos en Ibagué dos muestras equivocadas de “autoridad” por parte de la Alcaldesa; la primera, sucedió en una reunión junto su equipo de gobierno, en la que un fuerte tono de indignación, exhortó a funcionarios y contratistas, a que debían trabajar 24 horas los 7 días de la semana, sin importar que sean cuotas políticas de los “aliados” políticos.

Estas declaraciones son muy desafortunadas, pues con el pretexto de exigir compromiso en el servicio público, no se puede abusar de las personas. Las instituciones necesitan ser dirigidas con objetividad, marcando una línea de hacia donde se quiere llevar un gobierno, teniendo como criterio la capacidad técnica de su equipo de trabajo, mas no un criterio político, esa es la razón por la que debe recurrir a la presión por impotencia en los resultados.

La segunda, fue peor que la anterior, puesto que con la firme intención de ridiculizar a una funcionaria y de hacer mediatico su enojo, emitió juicios de fuerte calibre en contra de quien era la gerente de la USI, haciendo uso de su deslegitimida autoridad y de la superiordidad que impone el cargo que ostenta, y a sabiendas de que la cuerda siempre se rompe por el lado mas delgado, olvidó que las personas merecen respeto. Sería muy bueno escuchar la versión de la exgerente, pues debe existir una parte de la historia por contar.

Bien lo dijo Alexandre Kojève, filósofo y político francés: “un sujeto con autoridad es un sujeto que, al actuar sobre otros, no encuentra su resistencia u oposición, a pesar de tener estos la posibilidad de hacerlo. Esto quiere decir que quien tiene autoridad no debe usar la fuerza para conseguir que otros hagan lo que desea. La fuerza es lo opuesto de la autoridad, porque implica que el otro se está resistiendo a nuestras órdenes.”