Este es el año
Resiliencia y empatía, dos términos que nos deja este año que pasó, que con ánimo de arrancar deben convertirse en preceptos de nuestro comportamiento, como individuos y aportantes para la construcción de una mejor sociedad. La crisis económica y social ocasionada por la pandemia dejó una sombra de la cual será difícil recuperarse, negocios y empresas quebraron, los gobiernos tuvieron que afrontar, no solo la crisis económica que golpeó fuertemente sus finanzas, sino que el cataclismo social que ha sido impresionante.
Encontrar el equilibrio entre cuidar vidas, cuidar y recuperar la economía son enormes desafíos. En Estados Unidos, Europa y otros países de Sudamérica los gobiernos hacen manifestaciones de las enormes dificultades del 2020 en materia de recursos y ejecuciones, por eso el 2021 será el año de las reivindicaciones económicas y sociales.
Conocimos el Estado frágil, producto de la inequidad que desequilibra socialmente nuestra mal llamada sociedad, esa que, dejò fecundar unos movimientos populistas de izquierda y derecha ocupados en sus intereses de lucha por el poder, aprovechándose de la tragedia que viven los que menos tienen. Creo que, todas las vertientes de la sociedad debemos arrancar haciéndonos un acto de contrición sobre la construcción de un modelo de sociedad que refleje la equidad, un modelo más allá de todos, que sea resiliente y empático, solo de esa manera aseguraremos un modelo eficiente, sensible y humano.
Este será el año de las licitaciones y las obras, el año donde recuperaremos el empleo y nos proyectaremos como una región pertinente para la inversión y adecuada para la reactivación, el empleo con la dinámica de inversión del aparato gubernamental, tendrá un aumento significativo, la generación de condiciones eficientes en el territorio activaran la llegada de inversión, la educación gratuita hasta el año 2023 golpeará contundentemente el desempleo juvenil, generando un clima de progreso, una prospectiva de desarrollo.
Este es el año, como diría el gran poeta Mario Benedetti, en uno de sus poemas: “Cuando la tormenta pase y se amansen los caminos y seamos sobrevivientes de un naufragio colectivo. Entenderemos lo frágil, que significa estar vivos, sudaremos empatía, por quien esta y por quien se ha ido. Y todo será un milagro y todo será un legado y se respetará la vida, la vida que hemos ganado. Cuando la tormenta pase, te pido Dios, apenado, que nos devuelvas mejores, como nos habías soñado”.