Pasar al contenido principal
Econoticias y Eventos
Opinión
COMPARTIR
Se ha copiado el vínculo

En Ibagué la informalidad se tomó el espacio público

Por estos días algunos desconectados pegaron el grito en el cielo, porque causalmente estuvieron por la carrera 3ª y no podían creer lo difícil que resulta la movilidad, el uso y disfrute colectivo de esa concurrida vía, que hoy se ve invadida por cientos de vendedores informales estacionarios y semiestacionarios. Por: Laura Castro.
Imagen
Crédito
Javier Pérez / Ecos del Combeima
26 Feb 2020 - 11:32 COT por Ecos del Combeima

La ocupación del espacio público no es solamente sobre la carrera tercera. Basta con hacer un recorrido por toda la ciudad para comprobar la actitud permisiva de las autoridades cuando se trata de hacer cumplir los preceptos constitucionales, jurisprudenciales, Código de Policía y en general las normas que lo regulan, pasando por alto que el interés general prima sobre el particular. Sumado a lo anterior, la tragedia de miles de ibaguereños en medio de una economía débil, sin oportunidades de acceder a un empleo formal que les permita llevar una vida digna, situación que se refleja en los  crecientes indicadores de desempleo que registra la ciudad.

En la capital musical de Colombia no existe control alguno ante la ocupación del espacio público, diariamente se ve como este fenómeno se desborda con la venta de toda clase de productos y artículos. Los que ofertan alimentos, lo hacen de manera libre y sin los controles por parte de las autoridades pertinentes, dejando a los consumidores expuestos al riesgo que significa ingerir alimentos que no cumplen con los estándares de calidad y tampoco los protocolos de manipulación, aseo e higiene.

Algunos matices de la noticia de la invasión del espacio público sobre la tercera resaltaron: La presencia de mafias en el control del espacio público -lo venden o lo alquilan-, censo de vendedores desactualizado, licencias, permisos y certificados de legítima confianza no auténticos y para colmo, heredados. Todo lo anterior hace pensar que la corrupción y la indiferencia están presentes en esta situación que se salió de madre para la Administración. Amén de la contaminación auditiva que está impactando negativamente todo el centro de la ciudad.

Se mencionó también a los comerciantes organizados, formales de amplia trayectoria y reconocimiento empresarial, quienes al parecer, son los principales patrocinadores del comercio callejero, porque en los últimos tiempos tienen a los vendedores informales ofreciendo  artículos y productos, aprovechándose de la necesidad ajena y evadiendo cualquier relación contractual, que de llegar a configurarse, les daría el estatus de empleadores.

No la tiene fácil la administración municipal cuando dice que trabajará por la recuperación del espacio público. Conforme se le escuchó decir a Carlos Portela; Secretario de Gobierno Municipal, porque él sabe que antes de cualquier operativo, y en aras a respetar derechos fundamentales, su despacho debe contar con estudios socioeconómicos, censo de todos los sectores que están siendo ocupados por vendedores informales, estudios de las diferentes políticas de reubicación e incluso adecuaciones estructurales, todo ello armonizado con el presupuesto, el plan de desarrollo y las políticas complementarias.

De alguna manera el que se ve obligado a soportar el trabajo en el espacio público llevado  por la necesidad de un mínimo vital y el trabajo, lleva muy en su interior  un potencial  emprendedor, que no tiene como acceder a un crédito y mucho menos a tener una capacitación u orientación que impulse su vocación.  En ese sentido, se pronunció Portela, anunciando trabajo articulado con el SENA, para apoyar a esta población vulnerable y en muchos casos en estado de indefensión. Ojalá no se quede en el mero anuncio para calmar ánimos.

Mientras los  gobernantes no prioricen la  valía del espacio público y conjuren  sus orígenes, asumiendo que detrás de esta situación se cocina un fenómeno de orden social, con miles de personas en condiciones de pobreza, desamparo e indefensión, con la promesa incumplida de que el Estado les garantizará  un trabajo que les permita llevar una vida digna, en Ibagué permanecerán desdibujados los  preceptos constitucionales de que los bienes de uso público que pertenecen al espacio público son: inalienables, imprescriptibles e inembargables.

 

 

 

 

 

También te puede interesar estas columnas

Querido niño Dios, quiero enviarte esta petición por mi querida Ibagué, la ciudad que tanto necesita de tu intercesión.

La universidad en Colombia viene en franca decadencia desde hace varias décadas, el sueño de obtener un título universitario fue sinónimo de éxito y movilidad social.

Hagamos de esta navidad entonces, un motivo para unirnos más, para construir proyectos colectivos, esos que nos alejan de las orillas del puente y nos encuentran en la mitad de este.

Hoy son ya muchas las variables que enrarece el entorno regional y genera gran incertidumbre en los entes territoriales y sus presupuestos para el año 2025.

Sácanos oh niño con tu blanca mano de esa agonía de los trancones ibaguereños. Oh lumbre de oriente, que construyan el puente de la 60, el viaducto de Mirolindo y que de una buena vez conecten la 94 con la Ciudadela.

Adaptarse no es fácil: el clima frío, la inmensidad de la ciudad, su ritmo cosmopolita y hasta la forma de vestir marcan una transición desafiante. Sin embargo, a pesar de estos retos, me siento profundamente orgullosa de mis raíces ibaguereñas.

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.