Los reencauchados
Desde comienzos de 1995 y hasta 1999 en Ibagué se escucharon los pronunciamientos del empresario Alirio Rivera García, experto en la gastronomía regional, específicamente del tamal tolimense con anuncios importantes como el cambio de hábitos alimenticios con la fórmula del tamal light, debidamente certificada con la calidad ISO 900 de Icontec y la propuesta para la ciudad de una un joya arquitectónica y paisajística con la construcción de un edificio en forma de tamal. Pasados más de 25 años de estas noticias difundidas por la prensa nacional, de quien consideraban un líder visionario, nada se sabe de su real ejecución.
Rivera García fue presidente de Acopi, y se le atribuye en gran parte la responsabilidad de la crisis económica que obligó al gremio a someterse a la Ley 550/99, al parecer, por sus no planeados, excesivos y desbordados gastos de viajes, publicidad y otros ítems, aprovechado las sanas finanzas que recibió de su anterior Presidente, el desaparecido empresario y líder industrial Jesús María Pinto, quien llegó a ser dentro de ACOPI Vicepresidente Nacional y reconocido con la distinción más importante del gremio, la Orden del mérito Industrial.
Los anuncios sobre las innovaciones y transformación en la gastronomía regional los hacia desde la Presidencia de Acopi y generalmente en el marco de Expotolima. También habló fuerte sobre el fracaso de Fexpo en manos de la Cámara de Comercio e incitaba a los empresarios para integrar las juntas directivas de las Cajas de compensación, Colegios Oficiales, universidades y por supuesto en la Cámara de Comercio.
Ahora reencauchado como directivo del ente cameral, invocando la democracia empresarial, insiste en la inversión sobre un lote, al que algunos ya denominan “un cementerio” y cuyas características e infraestructura no están dadas para la construcción de un centro de exposiciones o recinto de eventos y donde se gastaron casi 500 millones de pesos, olvidando la historia de fexpo que él mismo cuestionó.
Y si hablamos de reencauchados, es preciso mencionar a Edgar Rodríguez quien fuera por más de 16 años Director de Fenalco, pero que en los últimos años de su gestión, descubrió los beneficios de los contratos y convenios interadministrativos con multinacionales y la administración municipal, por valores que superaron los dos mil millones de pesos, y que no sirvieron para dejar fortalecido el gremio, que en la actualidad no goza de solidez financiera. Rodríguez figura hoy como
Presidente del Grupo Empresarial del Tolima, donde seguramente aportará su vasto conocimiento para articular el trabajo de lo público con lo privado.
Para nadie es un secreto que la finalidad de dicho grupo con el eslogan “EnIbaguétodopuedesermejor”, es consolidar plataforma política en los próximos cuatro años, para llevar a Andrés Sierra a la Alcaldía de Ibagué. Las directivas de dicho colectivo empresarial pretenden integrarlo a los Gremios Económicos, para tener el “combo” completo, estrategia que no comparte el actual Presidente de los Gremios, Efraín Valencia, quien se resiste al jueguito perverso de hacer política, aprovechando la seriedad y la independencia de los Gremios Económicos, que buscan retomar el protagonismo de otros tiempos, sin necesidad de incubar candidaturas.
Líbranos señor de los reencauchados, que en el pasado se pintaron como los grandes protagonistas, líderes y visionarios del progreso y desarrollo, pero en últimas están en deuda con Ibagué.