Sobre los Consejos Municipales de Juventud

Los Consejos Municipales de la Juventud son Mecanismos autónomos de participación y concertación, vigilancia y control de la gestión pública, siendo los Interlocutores de los y las jóvenes en relación con las agendas territoriales de las juventudes ante la institucionalidad pública de cada ente territorial; para lo cual, podrán generar propuestas de desarrollo social, político y cultural ante los distintos gobiernos, como alternativa de solución a las necesidades y problemáticas que presenta lo población juvenil.
El pasado domingo, se llevó a cabo la elección de los muchachos entre los 14 y 28 años que se postularon para conformar los consejos de juventudes de todos municipios del país, donde solo participaron el 10 % de los jóvenes habilitados para votar, es decir, 1’277.711 personas.
De aquí, me quedan dos reflexiones por hacer: la primera, que se trataba, de una figura novedosa para los colombianos y poco o nada conocida. Las campañas de publicidad y pedagogía fueron demasiado escasas y carentes de efectividad, pues no se hicieron en los espacios donde los jóvenes pasan gran parte de su tiempo, como en las redes sociales.
Tal fue la improvisación o falta de planeación de estas elecciones, que el Gobierno expidió un decreto, el sábado en la noche a horas de la elección, autorizando el voto de menores de edad en cualquier mesa de sus municipios y, como no se conocía, hubo problemas con los jurados de votación. Además, En Colombia y en todo el mundo la participación electoral depende de la difusión y la presencia de figuras importantes, pero en los Consejos de Juventud no existían esos incentivos, lo que hacía aún mas difícil la promoción y la motivación para que los jóvenes salieran a votar. Pese a eso, se eligieron 10.824 consejeros municipales.
En segundo lugar, que solo el 10% de los jóvenes habilitados para votar hayan participado, me despierta mucha inquietudes. Hasta hace poco tiempo, buena parte de las movilizaciones sociales que se dieron el país, surgieron por iniciativa de los jóvenes a causa del malestar generalizado de nuestra sociedad por temas tan sensibles como la reforma tributaria, falta de oportunidades laborales y educativas.
Todo el fervor que despertaron los jóvenes en ese momento, debió ser utilizado en espacios como la elección al consejo de juventudes; es ahí, donde debe salir a flote todo ese ímpetu mostrado en las protestas, para que a través de la democracia, los jóvenes sean esos motores de cambio que promuevan un futuro mejor.
Me genera optimismo el saber que aún existen jóvenes que quieran hacer uso de los mecanismos de participación ciudadana, sin embargo tengo un sin sabor al saber que la enorme mayoría, son apáticos y desinteresados, y que todavía no entienden, que la verdadera revolución se hace con argumentos y con ideas.