¿La solución para los jóvenes?

Nadie puede discutir, que el éxito de las protestas y manifestaciones pacificas que obligaron al Gobierno Nacional a retirar proyectos de ley como el de la reforma tributaria, fue gracias a la voluntad de muchos jóvenes que decidieron alzar su voz y hacerse sentir.
Esa primera parte de las movilizaciones, que para mi fue la mas valiosa y trascendental, fue una sacudida al Status Quo, puesto que toda la sociedad evidenció el malestar que existe entre la gente y sobretodo en las nuevas generaciones que se sienten desubicadas en un país donde escasean las oportunidades.
Como consecuencia de ello, un grupo de congresistas, entre los que se encuentra Adriana Magaly Matiz, a quien hay que hacerle un reconocimiento; hizo una serie de encuentros con más de 200 jóvenes en las 11 ciudades con más altos índices de desempleo juvenil, entre ellas Ibagué, con el objetivo de escucharlos para identificar sus necesidades, prioridades y expectativas.
Entonces, el resultado de esas jornadas, fue la radicación de 5 proyectos de ley que tienen la intención de atender las dificultades a las que se enfrentan nuestros jóvenes y adolescentes en diferentes materias: Medidas de emprendimiento y empleo joven, Fortalecimiento de la educación superior, Educación sexual temprana, Participación ciudadana y garantías para la movilización pacífica, y pasar la Policía al Ministerio de Justicia.
De esta manera se espera cubrir buena parte de la problemática que aqueja a los jóvenes, sin embargo, para que esta clase de iniciativas sean Ley de la República deben recorrer un largo camino, que empieza por tener eco en sus demás compañeros del congreso, sin que genere protagonismos ni envidias políticas; además, siendo quizás lo mas importante, que el Gobierno Duque asuma como propios estos proyectos para que logren tener la viabilidad financiera que se requiere, nazcan a la vida jurídica y tengan efecto para todos los colombianos.
Porque en ultimas, el Quid del asunto es presupuesto, el necesario para que esos proyectos se conviertan en políticas publicas de largo aliento que realmente solucionen el atraso social en el que han crecido los que ahora reclaman espacios para surgir laboral y académicamente.