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Siempre vivirás Tolima mientras exista el San Juan

¿Por qué celebramos el San Juan?, la conmemoración del San Juan surge como herencia de las costumbres españolas, producto de la fusión entre la celebración del solsticio de verano y las tradiciones religiosas Cristianas que festejaban los días de los Santos Juan y Pedro que coinciden en el mes de junio. Por: José Adrián Monroy.
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25 Jun 2020 - 7:34 COT por Ecos del Combeima

Llegó junio, y con él, la nostalgia de no de no poder vivirlo como lo veníamos haciendo en años anteriores, donde se exaltaba la alegría de nuestro folclore. Este año se siente la ausencia de la música y el aroma a fiesta que se respiraba en la calle, los colegios, las empresas e instituciones celebrando el día del sombrero, del aguardiente tapa roja, el día del tamal y en especial el día del  San Juan. 

¿Por qué celebramos el San Juan?, la conmemoración del San Juan  surge como herencia de las costumbres españolas, producto de la fusión entre la celebración del solsticio de verano y las tradiciones religiosas Cristianas que festejaban los días de los Santos Juan y Pedro  que coinciden en el mes de junio. 

En nuestra ciudad por ejemplo, los ibaguereños vestían sus canoas cargadas con los mejores frutos de sus cosechas y recorrían en desfile el río Combeima como ofrenda a San Juan. Posteriormente, en el año de 1959, Adriano Tribin Piedrahita tuvo la idea de darle cumplimiento a un acuerdo municipal proferido por el Concejo a iniciativa del edil Enrique Silva Cabrera, que ordenaba: “la realización de un festival folclórico de carácter eminentemente doméstico. Se trataba de estimular en Ibagué y en sus veredas nuestro versátil y característico amor por los valores tradicionales y autóctonos y nuestra inagotable vena vernácula, llena de música, de misterio y de colorido”.

Es obvio, que por la actual crisis sanitaria que padecemos no es posible realizar el tradicional festival folclórico colombiano, no obstante, en los momentos de crisis nacen  las oportunidades, así que este año se debe aprovechar para replantear la forma de cómo se hacían las fiestas en ibagué y darle un giro de 180 grados.

Desde hace un buen tiempo,  el  desorden como consecuencia de los excesos y la falta de una visión clara de proyectar el  festival folclórico al nivel de las grandes fiestas nacionales, ha hecho perder el interés de los ciudadanos y de sus visitantes. Estos espacios deberían ser utilizados  para convocar a un pueblo a expresar su sentimiento cultural a través de concursos de comparsas, de carrozas, de coplas, baile, poesía, de arte y pintura, donde los premios sean distribuidos en obras o servicios que requiera la comunidad y en beneficio de los artistas. 

Los eventos que desarrollaba el festival folclórico no podían seguir siendo en sitios cerrados y exclusivos, pues no se veía privilegiada toda la ciudad, ya que ni el 10% de nuestros habitantes logra disfrutar de espectáculos como el festival de festivales, la coronación de reinas o el encuentro nacional del folclor. 

Los que históricamente organizan las fiestas en la ciudad se limitaron a hacer desfiles, pero no concibieron la opción de propiciar zonas de intercambios culturales que generen un epicentro de crecimiento profesional que le sirva a los artistas locales, que a su vez sirva de plataforma para atraer a los turistas con conciertos de grandes y reconocidos cantantes que ayudarían a rescatar la identidad desperdiciada que tenemos de ciudad musical, exaltando lugares que ofrezcan comida  típica y así sacar provecho de nuestras raíces para lograr un desarrollo económico y comercial de un festival folclórico colombiano que es patrimonio de todos los ibaguereños y no de quienes manejan una corporación con su nombre, y del que se beneficiarían hoteles, restaurantes, bares, etc. 

Mejor no lo pudo escribir el compositor tolimense Pedro J. Ramos: “siempre vivirás tolima mientras exista el San Juan”; por lo tanto, es un compromiso de todos preservar nuestras tradiciones, sin dejar de lado el enfoque de desarrollo económico un que necesita la ciudad.

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Las festividades de San Juan y San Pedro acaban de culminar en el Tolima, y aunque la alegría aún resuena en las calles de Ibagué, es el momento ideal para pasar de la celebración a la reflexión.

La creación de la Corporación del Festival Folclórico Colombiano es ya una necesidad. Pero debe ser concebida como un organismo plural, democrático y participativo, alejado de intereses políticos o burocráticos, y centrado en dar voz real a los artistas, portadores de saberes y creadores del alma del Festival.

La ciudad requiere grandes transformaciones, y no debates de puestos y nombramientos que en nada le aportan a la ciudadanía. Si la alcaldesa sabe leer el momento, seguramente reemplazará a esas personas con quienes tengan ganas de trabajar por la ciudad independientemente de su color o ideología política.

El país no puede seguir indiferente ante esta realidad. No hay reforma más importante que la que hace real el futuro a quienes están hoy atrapados en la desesperanza. Porque si no les damos oportunidades, lo único que quedará es frustración y resentimiento.

Al revisar las cifras, encontramos que Tolima es el segundo mayor productor de algodón en el país. De las cerca de 7.500 hectáreas sembradas anualmente en Colombia, aproximadamente 2.500 se cultivan en nuestro departamento. A pesar de los avances en semillas y tecnologías agrícolas, la productividad aún es baja.

No está lejos, toca seguir avanzando, y en esa mejora continua, llegar al ¨Top 10¨ de los departamentos más productivos y competitivos.

¿De qué sirve inaugurar una obra millonaria si no funciona? Esa es la pregunta que muchos ibaguereños nos hacemos ante el fallido estreno del acueducto alterno, una mega obra que prometía liberarnos de los constantes cortes de agua y la dependencia exclusiva del río Combeima.

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.