Resguardarnos y Reconectarnos

Algunas reflexiones sobre la Cuarentena Personal – Ing. Nubia Mary Varón Reyes
Más allá de la economía, se desprenden ahora múltiples aspectos con los que tendremos que convivir; desaparecerán los afanes de la mayoría por llegar temprano a sus lugares de trabajo y aparecerán otros más, como las pruebas de convivencia, como las apuestas por mantenernos equilibrados y sanos, como las preocupaciones por la salud y el bienestar de quienes están a mi alrededor. Quienes somos padres nos enfocaremos también en apoyar a nuestros hijos con sus tareas en plataformas digitales, tendremos que rogar que los profesores sean empáticos, abiertos y dispuestos y no dejen toda la responsabilidad a los padres, es cuando más debemos estar unidos y apuntar a ser eventualmente solidarios y repartir las cargas, usando las herramientas digitales que tenemos a la mano para estar realmente conectados. Conectados en pro de una causa que nos mueve mayoritariamente y es cuidarnos, protegernos y hacernos la vida más fácil en medio de tantas dificultades.
Habrá quienes se inclinen a pensar gran parte del día en la manera en que esta parada obligada de la vida nos afecta las finanzas, la sostenibilidad de los negocios, la continuidad de las empresas, la permanencia en sus empleos. Esto apenas está empezando y habrá consecuencias, sí que las habrá en la vida de casi todas las personas del país y del mundo hasta donde ha logrado permear esta enfermedad. Sin embargo, siempre que llovió paró y esto también pasará (Alex Rovira).
Este tiempo de dificultad esconde un gran tesoro. En medio de las grandes crisis surgen las grandes oportunidades, a todo nivel.
Aunque la tierra respire hoy porque nuestras actividades han disminuido como nunca antes, el respiro debe ser también para reflexionar de manera personal e íntima acerca de qué es aquello que nos pide la vida. Si, ¿qué nos está pidiendo? Porque estoy convencida de que obligarnos a parar de una manera tajante y obligatoria poniendo en juego nuestra supervivencia, no es gratis, no es casual. Este es un tiempo que también pasará y después será un recuerdo y tendremos que preguntarnos ¿Qué hice? ¿Qué aporté? ¿Qué construí? ¿Qué aprendí?
Cuando vamos en el estresante modo automático de nuestro estilo de vida nos alejamos de lo verdaderamente imprescindible. Vale la pena preguntarnos, de ahora en delante ¿de qué cosas debo desprenderme? ¿Qué cosa no está funcionando en mi vida? En la vida de todos hay cosas que nuestro corazón sabe que están mal, pero el ruido del día a día y la loca carrera por cumplir expectativas de terceros y estar supuestamente detrás de lo importante (El dinero, la posición, el trabajo, etc) nos impide ver con claridad y nos hace ser expertos en procrastinar.
Procrastinamos porque evitamos el dolor de decirnos a nosotros mismos la verdad, esa verdad que hoy la vida nos exige mirar a los ojos; no queremos aceptar que esa relación ya no funciona, que no hemos sido los buenos padres que decimos ser, que no estamos en el trabajo que nos apasiona, que no hemos querido escuchar ese clamor de nuestro cuerpo, que hemos callado la voz de ese talento escondido que sabemos que quiere florecer y no hay tiempo ni chance para hacerlo, esa decisión que hemos postergado por tanto tiempo, o quién sabe qué verdades más que saldrán a flote y saldrá así no queramos, al mirarnos al espejo en estos días en que la reflexión es forzada, en que el silencio nos cuestiona, en que los minutos cambian su carrera y se visten de recuerdos y de posibilidades.
Este tiempo es una oportunidad para escuchar nuestras voces, para enderezar el camino, para tomar decisiones a partir de revindicar valores, de redefinir prioridades, pues la vida nos pone a todos en jaque, en punto de inflexión, en una para impuesta, para mirarnos a los ojos, para mirar a nuestro pasado compasivamente y a nuestro presente con resolución, con fe, con esperanza.
No desconozco que Usted y Yo tenemos el mismo miedo, ese miedo inmenso porque el enemigo está en las calles y no lo vemos, porque la sobreinformación y pseudo información nos llevan al pánico, a la desesperanza, a la angustia y a la tristeza. Mi invitación hoy es solo a que vuelquen su mirada hacia el amor; al amor filial, al amor de pareja, al amor al prójimo, al amor a nosotros mismos.
El miedo solamente se puede combatir con amor, elegir el amor es una apuesta por lo fundamental, por lo que nos sostiene y nos mantiene vivos, por el latir de nuestro corazón que nos recuerda que estamos aquí y ahora y que este tiempo vino para enseñarnos algo que descubrirá cada uno, podría ser ¿el valor de la humanidad? ¿la importancia del contacto? ¿Hemos obviado el amor? ¿Un recordatorio de que la vida es finita? ¿Es paisaje aquella belleza inconmensurable de un abrazo? ¿Subvaloramos el amor y preferimos el dinero?
Este encierro traerá un balance, yo le apuesto a que será positivo, aunque haya lágrimas en el camino. ¿Y Usted?