El Payasete Municipal

Hace algunos días y como consecuencia del vergonzoso desempleo que agobia a Ibagué, el cuestionado Alcalde local se despachó de nuevo contra propios y extraños, esta vez para sustraerse de sus responsabilidades en materia de generación de empleo. Como cualquier perrito miniatura, de esos que ladran, pelan los dientes pero que al final resultan ser pura bulla, pasó por alto que a la fecha las políticas públicas de generación de empleo siguen sin aparecer (¡tal vez vengan después del tranvía!) y que en materia de inversión y gasto público, que son formas de fomentar la generación de empleo e impulsar la maltrecha economía local, a la fecha muy poco se ha visto. Y ni que decir de los estímulos a la inversión privada, pues al parecer son más los inversionistas que se van que los que llegan, asustados por la creciente criminalidad, los constantes escándalos de corrupción y la exorbitante carga impositiva que le resta competitividad a la ciudad.
Evidente resulta el raquitismo administrativo y la paupérrima gestión de Jaramillo, hecho que se comprueba fácilmente al remitirse al creciente endeudamiento y a la ya mencionada carga impositiva, formulas facilistas que han suplido la mediocre gestión de recursos ante el gobierno nacional y naciones extranjeras, excluyendo de esto último unas marimbas y maracas que aparentemente llegaron de la República Popular China.
Más allá de lo circense y chabacana que pueda parecer la recurrente perorata de quien cree gobernar a Ibagué, lo cierto es que todo esto debiera generar profunda preocupación en la ciudad, pues durante más de tres años solo se han generado insólitas expectativas, sin que la ciudad registre un avance concreto de las cosas que en su momento se plasmaron en el plan de desarrollo, por lo que es necesario que desde los medios, la academia, las veedurías y el gobierno nacional se empiecen a evaluar los avances del Plan de Desarrollo “Por Ibagué con Todo el Corazón” (Ver: Nota completa) para poner de manifiesto, con cifras y hechos concretos, la mediocridad con que hemos sido gobernados desde el 1º de enero de 2016. ¿Quieren algunos ejemplos? Aquí vamos…
En la página 114 del plan se habla de la cuestionada Agrópolis, de la cual no se registra mayor avance, aparte de unas supuestas parcelas experimentales. Lo que si se registra es que no se sabe cómo se va a financiar, pues primero se dijo que los Chinos estaban interesados, lo que resultó ser un cuento Chino, pues después nos dijeron que se iba a cofinanciar entre CORTOLIMA y la administración local, para posteriormente señalar que sería vía APP y terminar sugiriendo, ante el inminente fracaso, una “vaca” entre los terratenientes de la meseta de Ibagué para financiar las PTAR que darían vida a este proyecto.
Y ya que hablamos de las Asociaciones Público – Privadas (APP), en la página 202 se sugiere que entre el 2016 y el 2019 se iban a hacer dos (2) APP, de lo cual a la fecha nada de nada. ¿Alguien sabe qué pasó con las propuestas de APP del cable aéreo, del centro de ferias y exposiciones, del edificio inteligente, de la nueva central de abastos o del tranvía? Es un misterio, pero seguro es culpa de las fuerzas oscuras.
Y hay más. En la página 174 se habla pomposamente de infraestructura para la competitividad, incluyendo proyectos como el Eje ambiental de Ibagué – Carrera 13, la calle 103, la continuación avenida Ambalá – Salado; el par vial calle 24 y 25 entre carrera 8 y variante Ibagué; la Diagonal 83 entre avenida Ambalá y barrio las Margaritas; la vía paralela Av. Pedro Tafur; la terminación Bulevar de las Brisas; las intersecciones viales críticas para el SETP; el Sistema multimodal de transporte como: Tranvía, cables aéreos, entre otros; la conexión de la doble calzada de la 145 a la 108 y la conexión vía Mirolindo a la antigua vía Rovira. Aparte de la terminación del Bulevar de las Brisas, ¿qué pasó con lo demás? Asumo que las fuerzas oscuras en alianza con los espíritus chocarreros se encargaron de paralizar tan importantes obras para la ciudad.
Seguiremos pues escudriñando el plan de desarrollo y los reiterativos anuncios de maravillosas inversiones para evidenciar, con argumentos y cifras, el estrepitoso fracaso de Jaramillo y su proyecto cómico – político, el cual nos dejará como legado histórico insostenibles niveles de deuda pública, desempleo, atraso y un interminable listado de promesas incumplidas.