Campesinos cultivadores de arracacha en Anaime trabajan a pérdida
Muchos campesinos tienen que vivir en medio de las penurias y de la desazón que les produce cultivar la tierra sin que corresponda al esfuerzo ni a las sumas de dinero que invierten en fertilizantes, abonos y el pago de jornales que les demanda cultivar una hectárea de tierra.
En la vereda Potosí, corregimiento de Anaime en el municipio de Cajamarca, Tolima, dialogamos con uno de los cultivadores que manifiesta que definitivamente siguen en el campo porque no encuentran nada más que hacer y que hoy por hoy, se cultiva por la tradición y los ancestros que les heredaron y con el amor por el trabajo en las montañas de esta región.
Afirma que es muy duro y triste saber que lo que se le invirtió para poder cosechar una carga de arracacha no representa ni el 50% de lo que les pagan y tienen en muchos casos que acudir a cultivos de pan coger que realizan en sus huertas para suplir en gran parte las necesidades de alimento para ellos y sus familias.
“Producir una carga de arracacha oscila en estos momentos, barato en unos 400 a 500 mil pesos, a la fecha la estamos vendiendo entre 80 o 90 mil y eso porque ha subido un poco el precio puesto que hace unos dos meses nos la estaban pagando en 30 o 40 mil pesos, la cuestión de los insumos nos tienen acabados porque un bulto de abono está valiendo 200 mil, los fungicidas, los herbicidas nos tienen con tendencia a la pérdida todos los días y uno como uno es agricultor desde la cuna, se pone que aguanta y aguanta pero ya no se da abasto con la producción, no da el margen y estamos trabajando a la pérdida, entonces está muy complicada esta situación", expresa don Juan Rodríguez, cultivador de Potosí.
Se le suman además a estos costos la preparación y el trabajo de la tierra, por ejemplo, un jornal para el cultivo de la arracacha está valiendo 60 mil pesos, en conclusión, que producir una carga de arracacha de 125 kg les cuesta $400 mil para tener que venderla en 80 mil.
"Porque no más para producir una carga hay que meterle bulto por bulto de abono que vale $200 mil y aquí estamos perdiendo lo de la mano de obra y toda la demás inversión que se hace, no estamos subsistiendo porque siempre vamos con tendencia a la pérdida sino que somos resistentes y aguantadores como todos los campesinos que tratamos de salir del barro poco a poco pero por esta época estamos mirando que no vamos a resistir más y los campesinos vamos a desaparecer del cultivo de la arracacha, de esta tradición porque está muy difícil, los políticos llegan en estos días a hablar muy bonito y a buscar votos pero cuando están allá arriba se les olvida y se acuerdan solo del bolsillo de ellos porque van a ganar sus sueldos pero de nosotros los campesinos, nada, necesitamos que le bajen a los insumos y mejores condiciones de mercadeo, que si nos van a subsidiar, que nos subsidien a nosotros los campesinos que esa plata se va para el bolsillo quién sabe de quién porque yo soy campesino de toda la vida y hasta el momento no he recibido un subsidio para nada" concluyó don Juan Rodrígez
Esta es la dramática radiografía qué nos hace un campesino y es el reflejo de la situación de muchos pequeños cultivadores que día a día luchan para producir y llevar los alimentos a las grandes ciudades desde las montañas pero que ven con angustia, cómo tienden a desaparecer frente a los altos costos de producción.