Arnulfo Sánchez, decano del periodismo en el Tolima, cumple 80 años
Tras largos años de ejercer el periodismo, sin título alguno, decidí contar la historia de mi vida. Lo Hice porque organizaciones periodísticas de la ciudad y el Dpto, con el liderazgo de Gilberto Martínez y Álvaro Ariza, realizaron un acto en la Universidad Cooperativa, donde tuvieron a bien resaltar, lo que ellos denominaron “toda una vida de trabajo periodístico”.
Mi historia comienza con la llegada a mi pueblo natal Villarrica, de un profesor que sabía de todo. Venía de Cali con una caja de cartón repleta de libros de taquigrafía, inglés, español, redacción y una maquina antigua de escribir. Su nombre era José Joaquín Corrales. Habló con los padres de familia y los concientizó de lo que sería su trabajo pedagógico, no hubo una formación inicial con los alumnos sino que partió de un segundo grado que al culminar el primer año de labores, hizo que los educandos tuviéramos conocimientos en todas las áreas y en libros sobre los distintos saberes.
Mi fuerte de ahí en adelante siempre fueron el español y la redacción. Había la sensación para él y para nosotros, de tener bases sólidas y un futuro promisorio. Los alumnos, cada uno de su parte, pedíamos al profesor nos dijera como íbamos. Para mi caso, el profesor Corrales se detuvo varias veces al reiterar que yo tenía una manera de escribir y reseñar lo que veía muy interesante. Dijo gustarle mis relatos de los paseos, pues a su juicio tenían originalidad y destreza en la redacción.
Al trasladarnos al Espinal, por disposición de mi padre Moisés y mi progenitora Georgina, cursé hasta tercero de bachillerato porque no había más y eso fue todo mi estudio. No tengo un solo diploma que acredite carrera alguna de mi parte.
Los hermanos cristianos de aquel colegio repitieron lo que el profesor Corrales dijo de mí, “tenía madera para la redacción”. Yo no estudié más pero el histórico colegio de San Simón tuvo a bien declararme Bachiller Emérito y para complementar, Don Enrique Santos Castillo, padre del hoy presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, me honró nombrándome corresponsal de El Tiempo en Ibagué.
Allí permanecí 25 largos años, donde a punta de regaños aguanté todo el tiempo que él quiso y aún cuando el hoy presidente me hizo vaciar de don Enrique porque según él, yo había omitido un discurso muy fuerte de Alberto Santofimio contra el Partido Liberal en Carmen de Apicalá, sin embargo tuve la oportunidad de cobrar esa deuda en su campaña electoral cuando vino a Ecos del Combeima a dar unas declaraciones y tuve el lujo de recordarle lo que me había hecho.
No estudié periodismo como carrera pero Dios me iluminó, mi esposa Angelita, mis dos hijos, Fernando y Juan Pablo y ahora mi nuera Estayler y mis dos nietas Ángela María y Ángela Paola, han fortalecido mi vida personal y profesional, además quiero agradecer a todos los tolimenses pues a ellos les debo todo lo que soy.