Las obligaciones laborales, las deudas, la rutina diaria, reuniones, proyectos y plazos de entrega pueden convertirse en un terreno fértil para el estrés. Este es uno de los males de la sociedad moderna y la misma Organización Mundial de la Salud señala en una nota informativa de noviembre de 2017 que la salud mental de los trabajadores debería ser prioridad en una política pública de salud.

La OMS indica que en la mayoría de los países, los problemas de salud relacionados con el trabajo ocasionan pérdidas que van del 4 al 6% del PIB. Aproximadamente un 70% de los trabajadores carecen de cualquier tipo de seguro que pudiera indemnizarlos en caso de enfermedades y traumatismos ocupacionales. Por ello, muchos Estados han optado por aumentar la productividad y reducir la jornada semanal en menos horas.

Colombia, por su baja productividad (el factor de productividad en 2017 llegó a 0,4%, según el DNP), tiene una jornada laboral de 48 horas a la semana. El horario es de 8 horas de lunes a sábado, aunque el empleador tiene la discrecionalidad en la jornada. En Estados Unidos trabajan en promedio 38,6 horas por semana. La jornada inicia a las 8 a.m. y termina a las 5 p.m. con solo 30 minutos para almorzar. En las oficinas es habitual comer en la propia mesa de trabajo.

En China los horarios de trabajo son muy extendidos y hay los que van de 8 a.m. a 5 p.m. y de 9 a.m. a 6 p.m.. A las 11:30 llega la hora de comer y, depende de cada empresa su dan una hora o dos.

En Reino Unido el horario laboral dura entre 37 y 40 horas semanales y finaliza entre las 5 p.m. y 6 p.m., dependiendo la hora de inicio de actividades, con una hora para comer. En España se trabajan 40 horas y el horario es de 9 a.m. a 5 p.m., y los españoles se toman dos horas para comer.

No deja de sorprender la noticia desde Alemania, uno de los países más productivos del mundo, que estaría contemplando la reducción- temporal y específica- de los horarios laborales en búsqueda del bienestar de los trabajadores y sus familias.

“Se trata de una reivindicación sindical novedosa que se alinea con la tendencia de reducción de la jornada semanal de 35 a 28 horas bajo la consigna ‘trabajar menos trabajar todos’, que no ha sido de buen recibo por la patronal”, explica el investigador del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, Iván Daniel Jaramillo Jassir.

Esta discusión se da en el marco de la negociación colectiva del sector metalúrgico en Alemania, cuya agenda tuvo como tema central de discusión la solicitud de los sindicatos de reducir la carga laboral.

El horario para no estar estresado

Depende de la actividad que usted realice, pero un estudio publicado por Melbourne Institute Worker Paper señala que pasar solo 25 horas en el trabajo a la semana, es decir solo tres días, puede ser traer más beneficio para su salud o incluso para su desarrollo cognitivo.

Esto es recomendable sobre todo para las personas que tienen más de 40 años. Los investigadores hicieron su trabajo después de estudiar a 3.000 hombres y 3.000 mujeres, quienes trabajaron más de 55 horas a la semana y donde encontraron síntomas de fatiga y estrés con lo cual se vieron afectados sus procesos neuronales y funciones cognitivas.

En otras palabras, al trabajar solo 3 días a la semana (usted verá si los distribuye tres jornadas de 8 horas o 5 jornadas de 5 horas), se nota una mejora en la memoria, el razonamiento físico, razonamiento abstracto y conocimiento específico.

¿Y si no alcanzan las 25 horas semanales?

No se sienta mal, seguramente que Elon Musk trabaja mucho más que lo recomendado por los científicos o Thomas Alva Edinson tuvo que dedicar más tiempo para encontrar el filamento indicado para su primera bombilla eléctrica. Estos emprendedores dedicaron muchas horas y sacrificaron el sueño para empeñarse en sus ideas.

No obstante, usted tal vez no tenga la misma materia gris de estos genios y si dedica en promedio 55 horas o más en los siete días de la semana al trabajo, tal vez le haga un daño más fuerte a su cerebro que las consecuencias mentales que tiene estar desempleado.

Todo se trata de encontrar el balance adecuado. “El trabajo puede ser una espada de doble filo en el sentido de que puede estimular la actividad cerebral, pero al mismo tiempo, en exceso puede causar estrés y fatiga, lo que es muy dañino para las funciones cognitivas”, indicó el ensayo. De acuerdo a los especialistas, trabajar de manera equilibrada después de los 40 años ayuda a mejorar la salud y motivar partes del cerebro que se empiezan a ralentizar.

Tomado de Finanzas Personales (ver nota original)