Pero entendiendo además que el Sena es la organización gubernamental más querida por los colombianos, nos permitimos trasmitirle con preocupación lo que en secreto a voces viene sucediendo al interior de esta preciada organización. Accionar que desfigura su propósito misional y buenos procederes.

Costumbre hecha ley cuando directores y subdirectores, con facultades o sin ellas, logran contratar su parentela (esposas, primos, sobrinos y demás) con o sin experiencia, con funciones o sin ellas, justificadas o no, para desempeñar roles muchas veces no asignados, duplicados o inexistentes en su manual de funciones.

Pareciera que lo importante en estos directivos fuera viabilizar el emprendimiento famiempresarial de conseguir ¨coloca¨ a toda costa, así sea menoscabando la buena imagen institucional.  Actividad poco ética cuando atenta contra la meritocracia, la igualdad, las buenas costumbres y desfigura el sistema interno de promoción y contratación.

Evento particularmente evidenciado en el Tolima que seguro viene repitiéndose en otras seccionales del país; donde un subdirector logra hacer nombrar al recién egresado sobrino de su esposa (también contratista), con funciones contempladas para el seguimiento de egresados y no de aprendices como este joven. Funcionario que igualmente consigue contratar la también prima de su esposa para desarrollar tareas relacionadas con deserciones, pero esta vez si con recursos de bienestar, pero sin importar incluso que esas tareas ya habían sido asignadas a otro funcionario con alta experiencia en la materia. Siendo consciente de ello, el mismo directivo lo justifica diciendo que su proceder no es ilegal, aunque todos sabemos a que conduce el nepotismo cuando los funcionarios con capacidad de contratar, influyen de manera directa o indirecta sobre el nombramiento de sus familiares. Ese nepotismo enquistado en entidades públicas y autónomas como el Sena, es tóxico por donde se mire, acaba con la meritocracia y enrarece el ambiente laboral, mengua el desempeño colectivo y acaba con la buena imagen organizacional.

Otro ingrediente que acompaña este coctel, es el proceder de otros funcionarios que siguen en la virtualidad y no acuden al lugar de trabajo sin el amparo de una resolución que así lo justifique a pesar de estar en carrera administrativa, y otros también de carrera que asisten muy esporádicamente, cosa que molesta al grueso de sus compañeros por la inequidad de su actuar y ventaja indebida.  Uno de ellos que además de trabajar poco, gana mucho.

Y para completar la dicha, el Sena viene certificando aprendices que no asisten ni cumplen los requisitos mínimos establecidos. Tema reiterativo que SintraSena pone en evidencia y, sin embargo se ha hecho caso omiso desde la institucionalidad. 

Todo lo anterior sin sumar el ajuste exprés de perfiles para lograr el cometido famiempresarial de quedarse con todos los cargos posibles, la celebración de contratos sin justificación, y el uso inadecuado del presupuesto.

Y como anécdota para contextualizar, al momento de preguntarle a un directivo amigo, y que seguro no tiene emprendimientos, me dijera  ¿Qué era aquello que más afectaba la misionalidad del Sena?,  sin vacilar me contestó que era la arrogancia del sindicato, y en cuanto le contra pregunté diciendo que si ello era mayor que el nepotismo allí enquistado, me contestó con un gesto y una frase, diciéndome ¨El nepotismo, está acabando con el Sena¨.