Estos días, en el país, se respira solo fútbol, después de una primera ronda casi perfecta del equipo colombiano, donde le ganaron a Paraguay y Costa Rica y empataron con la siempre poderosa Brasil, la Selección Colombia jugó los cuartos de final contra una "débil" pero siempre incómoda selección panameña. Hasta aquí todo parecía normal, no por lo sencillo, sino por lo demostrado por los dirigidos de Néstor Lorenzo, un argentino devoto de la Virgen de Luján, un poco desconocido como director técnico, pero que casi siempre estuvo a la sombra del bien conocido Néstor Pekerman.

Pero, como todo en la vida y más en el fútbol para nosotros los colombianos, nada es fácil, después de estas rondas llegaron las semifinales, y como rival, un equipo encopetado y con mucha experiencia, dirigido por Marcelo Bielsa. Muchos consideraban a Uruguay el mayor candidato para llevarse la gloria. Sin embargo, Colombia, con corazón, carácter y ganas, se enfrentó a ellos. A pesar de las adversidades, como una expulsión a los 45 minutos del primer tiempo, la lesión de una de sus mejores fichas, Richard Ríos, y un cambio obligado de esquema, fue posible administrar el partido y superar el gigantesco escollo gracias al gol de cabeza de Jefferson Lerma. Y pasamos a la final. Lloramos, reímos y nos abrazamos entre familiares y amigos. Hace 23 años que este equipo, amado por todos los colombianos, no llegaba a una instancia tan definitiva como la de jugar una final de un campeonato oficial.

Atrás quedan todas las tristezas de la no clasificación al mundial de Qatar, del "Era gol de Yepes", de todos esos "casi" que nos dejaron vacíos de patria en los corazones, atrás quedan las malintencionadas críticas a jugadores como James Rodríguez, Davinson Sánchez entre otros. Hoy todos como país, como colombianos, al igual que ellos, debemos unirnos, debemos dejar a un lado las diferencias, llamar a los amigos, a la familia, reconciliarnos y reunirnos hoy, el día de la gran final. 

Esta nación, tan afectada y golpeada en los últimos años, puede ver en unos jugadores de fútbol lo que somos capaces de hacer los colombianos. A pesar de todo, siempre estamos para batallar, para ganar las guerras de la desigualdad, de la pobreza, del desempleo. Unidos empujando este barco podemos vencer tantas adversidades diarias. Por un momento, todos gritemos el nombre de nuestra patria, alentemos y seamos COLOMBIA.
No es para nada fácil el rival. Es nada más y nada menos que el último campeón de la Copa América y del mundo, además de tener ciertas comodidades más que los otros equipos de la Conmebol, esta selección tiene a Dios en su nómina titular y a estos jugadores que quieren salir a tocar con su banda sinfónica, dirigida por el maestro Lorenzo. Nunca olvidemos que el gigante no pudo derrotar a David, el mar no pudo detener a Moisés y la muerte no pudo vencer a Jesús. Nada es imposible, y menos en el fútbol.

Ganemos o perdamos ya nuestros muchachos son unos héroes, Colombia esta en los ojos del mundo, tenemos ese equipo guerrero que además de batallar contra el campeón del mundo deberá surfear sobre esos oscuros y mafiosos entramados del futbol internacional, Dios esta con este país, vamos con toda, vamos COLOMBIA.