Constituyente chilena: un asunto global
Las proyecciones económicas de Chile que va camino a la Constituyente después de las elecciones del referendo de octubre dan mucho tema de que hablar a los internacionalistas y expertos en economía que contrario a lo que se pensaría, no ahuyenta la confianza inversionista, sino que da indicadores positivos sobre la reactivación del líder en crecimiento económico de la región. La pregunta es ahora, ¿son compatibles las proyecciones con la inestabilidad social y el cambio de reglas de juego para la libertad económica?
Aparte del Covid-19 y de las cifras actuales, tenemos un panorama confuso en medio de las dificultades que poco a poco se superan en la región en materia de confianza inversionista ligada a la estabilidad política –y por lo tanto jurídica, ya que como se ha visto en el caso de Venezuela los populistas como los anarquistas no tienen el mínimo de respeto a las reglas de juego del mercado, de la legislación comercial e incluso de la ética-. Pero, en el caso de Chile esa inestabilidad tiene etapas. Ya pasó la convulsionada fase de campaña electoral al Referendo de la Constituyente que gana el Apruebo con más del 80% de la votación y con una Asamblea totalmente escogida por el voto popular ratificando un rotundo rechazo a la clase política dirigente del país. Las bondades y fallas que tuvo la Constitución Política de 1980 durante el gobierno militar de Augusto Pinochet han sido un tema muy bien argumentado por otros autores, así que no será tratado en este intento breve de análisis de algunos indicadores, que podrían sorprender a muchas personas, inclusive a los libertarios a ultranza que han tenido a Chile como una especie de paraíso, desconociendo por supuesto las particularidades históricas y culturales de ese país durante los últimos cuarenta años.
Y hablando de prejuicios, en primer lugar, hay que aclarar que no existe ni está comprobada una relación directa entre el crecimiento económico y la realización de procesos constituyentes en los países. El consultor económico Daniel Goya León, explica este punto mediante un artículo que data del año 2015 muy interesante donde comparar países y procesos constituyentes realizados en los cinco continentes y como en algunos había crecimiento del PIB, en otros caídas y en otros se mantenía igual, donde los factores son muy diferentes. Sobre esto, el autor citado afirma lo siguiente: “Los gráficos de PIB para cada país muestran realidades muy distintas. En algunos casos la AC ocurre después de importantes caídas en el PIB, pero en otros ocurren en períodos de relativo auge económico. Lo claro es que no parece que las asambleas constituyentes estén asociadas a períodos de desaceleración económica. Posiblemente algunos de los casos que siguen crisis económicas, se dieron junto con crisis políticas. También es posible que en esos casos, el posterior crecimiento de la economía sea sólo un rebote después de la crisis. Pero claramente no se observa que las asambleas constituyentes estén asociadas al mal rendimiento económico. Los gráficos que agrupan a los distintos países muestran la media móvil de tres años del logaritmo del PIB, con lo cual se puede ver que la relación entre el PIB y las AC no es algo que dependa del nivel de ingreso per cápita de los países: la inexistencia de un efecto negativo es a cualquier nivel de ingresos”. Fenómenos climáticos, catástrofes naturales, pandemias, reformas políticas e inclusive guerras civiles han sido los múltiples factores que suelen afectar de manera brusca los PIB.
En el caso actual chileno, desde hace un año al igual que Colombia, las diferentes manifestaciones violentas que se han desarrollado en ambos países y que golpearon no solamente el orden público e incluso pusieron en duda la estabilidad de los gobiernos sino que afectaron fuertemente la economía, y luego llegaría la pandemia del Covid-19, no obstante que ha sido rápido su crecimiento económico y aunque las medidas de alerta y mitigación de la pandemia no fueron de la prontitud ni extremidad de países como Perú, Bolivia o Argentina –los dos primeros con las cuarentenas más largas del mundo-. El diario El País de España realiza un análisis de las ventajas que puede tener la renovación democrática del país iniciando con el panorama actual de las cifras: “Chile se ha enfrentado a dos fuertes golpes en los últimos 12 meses. Hace un año, en octubre de 2019, explotó en forma de protesta una crisis social y política. El país venía de un crecimiento de un 4%, pero la economía se vino abajo el cuarto trimestre con las revueltas y el resultado fue apenas de un 1,1% de expansión anual. Aunque se recuperó pronto, en marzo surgió la pandemia de la covid-19, que ha provocado ya 14.118 muertes. El PIB se desplomó un 14% en el segundo trimestre de 2020 —no ocurría un batacazo de esas dimensiones desde 1982— y dos millones de personas perdieron su trabajo. Aunque la actividad en Chile ha comenzado una lenta recuperación, este año la caída económica será del 5,5%, según el Ministerio de Hacienda”.
Las ventajas de Chile en cuanto a reactivación económica son que dada su sanidad fiscal, políticas de austeridad y papel protagónico en la OCDE y la Alianza Pacífico tienen el privilegio de tener las tasas de financiación más bajas de América Latina, lo que hace que la perspectiva para que grandes conglomerados económicos y corporaciones bancarias sigan presentes en el país o invirtiendo, sobre todo en emprendimientos juveniles tipo start-ups. No obstante, preocupa que la Asamblea Constituyente que se elegirá en abril de 2021 y sesionará por un año tenga mayoría radicales y proclives al populismo que podrían hacer que el ordenamiento jurídico del país pasara a ser poco amable por decirlo menos con las libertades económicas y empresariales.
Esperamos que este proceso inédito en el mundo por su naturaleza, por su paridad entre hombres y mujeres y por el momento histórico en que se produce se traduzca en una nueva faceta de progreso no solamente para Chile sino para toda América Latina, en especial para Colombia quien ha tenido como socio, aliado comercial, geopolítico y ejemplo durante años a la potencia del Cono Sur.