La reactivación económica es urgente
Históricamente, Ibagué ha tenido altos índices de desempleo por la falta de ofertas laborales de calidad, esto obedece a que también, a lo largo de los años se ha tratado de encontrar la vocación económica de la ciudad sin que todavía se tenga claro el panorama.
Tuvimos un enorme potencial textilero que se diluyó por la falta de una prestación constante de servicios públicos; posteriormente se dijo que deberíamos apostarle a la logística y los servicios por el posicionamiento geográfico de la ciudad, dándole paso a la creación de una zona franca como opción de desarrollo económico, pero tampoco se dio por la falta de interés de la administración municipal del momento.
Todo lo anterior ha servido para confirmar que el comercio ha sido, es y será por un buen tiempo, la base de la economía no solo en Ibagué, sino de todo el departamento. Según el informe de la oficina de estudios económicos del Ministerio del Comercio publicado en mayo de este año, el comercio representa el 18.3% del producto interno bruto - PIB del Tolima, y en Ibagué, durante el trimestre móvil de enero a marzo de 2020 las actividades de comercio representaron el 24,1% del total de los ocupados de la ciudad.
En este sentido, el DANE acaba de publicar un nuevo informe sobre el mercado laboral en donde Ibagué llegó al 31.7% en la tasa desempleo para el mes de mayo, siendo la más alta de su historia, es decir, que a este momento hay cerca de 80 mil personas sin empleo. Además, un 44,2% es la tasa de desempleo en los jóvenes de la capital del Tolima, la más alta del país.
Es obvio que esta situación es una consecuencia directa de la pandemia que azota al mundo, pues el confinamiento obligatorio mostró la fragilidad de la economía ibaguereña, pues como ya señalé párrafos atrás, se depende en gran medida del comercio.
Ahora le corresponde a la Alcaldía Municipal, Cámara de Comercio, Fenalco y a la academia, trazar una hoja de ruta que mitigue el daño ocasionado por el coronavirus y que diseñe medidas que sean inminentes y que logren, a mediano y largo plazo, un proceso de recuperación y estabilización de la economía.
Para empezar, ya es tiempo de concientizarnos que el virus llegó para quedarse, por cuanto aún no hay una vacuna que pueda combatir la enfermedad; y no se trata de darle preponderancia a la economía por encima de la salud, pero por la necesidad que se está viviendo deben coexistir armónicamente. Por lo tanto, es urgente que se reactiven los restaurantes, cafeterías, bares y comercio en general, con estrictos protocolos de seguridad y sobre todo, haciendo especial énfasis en el autocuidado. Es responsabilidad de cada uno el evitar contagiarse, no de los gobiernos.
Igualmente, la esperanza está puesta en que logremos aprovechar nuestro sector rural para impulsar la agroindustria, el turismo ecológico y el turismo cultural que nos devolverá la identidad musical que nos caracteriza (reingeniería del festival folclórico - proyecto panóptico, pues el turismo, es el único renglón de la economía nacional que no ha parado de crecer en los últimos años.
Por último, a mediano y largo plazo se debe estructurar un proceso de industrialización para Ibagué, en ese propósito será útil la iniciativa de los Gobiernos Departamental y municipal de poner en marcha la estrategia de la Agencia de Promoción e Inversión - API -, resucitar la zona franca e invitar a toda la clase dirigente del departamento, para que se incluya al Tolima en las Zonas Económicas y Sociales Especiales - ZESE - con el objetivo de recibir los beneficios que este régimen especial contiene.
La tarea de sacar adelante a la ciudad es de todos. Con la disposición mostrada por los gobiernos y los grupos empresariales, pero en especial, con la disciplina de los ciudadanos, lograremos sobrevivir al COVID-19.