Un solo plan, dos propósitos
Ibagué requiere de un “plan local” ganador y práctico en materia de competitividad, si quiere seguir escalando en el Índice de Competitividad de Ciudades (ICC), pero que sea lo bastante accionable para que pueda ser integrado rápidamente al “plan regional” ya adoptado por la Comisión Regional de Competitividad e Innovación (CRCI-Tolima).
Un solo plan con dos propósitos, ajustado y fortalecido, que impacte en todo el departamento, como en su capital. Es la fórmula para articular entre sí los 92 o más indicadores del ICC e IDC y avanzar en una sola línea estratégica con acciones conjuntas y concretas que permita llegar y mantenernos en el Top 10 en materia de competitividad nacional.
Un Plan Integral de Competitividad que conlleve a un territorio interconectado, sostenible e innovador, con mayor productividad, empleo de calidad y servicios públicos eficientes; un territorio gobernado como debe ser y atractivo para la inversión, incluyendo su capital y cumpliendo el propósito de medir para mejorar.
El Tolima y su capital, como manos de un solo cuerpo y bajo una sola estrategia, aprovechándose uno del otro en sus oportunidades y complementándose en sus fortalezas, buscando mejorar la calidad de vida de sus habitantes y escalar posiciones en los indicadores de competitividad, mejorar en infraestructura y conectividad, talento humano, cobertura digital, fortalecimiento empresarial y capacidad institucional.
Habría que coincidir en por lo menos una decena de acciones que aseguren y muevan esos indicadores, que interconecten impactos que repercutan directamente en el desarrollo económico y social de la ciudad de Ibagué y del departamento del Tolima. Como por ejemplo, en el turismo, el agro + industria, la logística y la innovación.
Un solo plan y dos propósitos para seguir trabajando conjuntamente en el fortalecimiento y mejora de la autonomía fiscal y sostenibilidad territorial, tomando como referencia lo bueno de otras regiones y el avance multipropósito en Ibagué, como la actualización catastral que ha tenido la capital para conjugarla con la oportunidad departamental de hacerlo. Cómo no avanzar, por ejemplo, en materia de infraestructura y conectividad, apoyándose mutuamente en el mejoramiento del aeropuerto Perales en Ibagué y la interconexión vial de la doble calzada hacia Buenaventura con la ciudad de Ibagué vía Mirolindo; y cómo no enfrentar también el desafío de mejorar las vías terciarias de una Ibagué metropolitana.
Tolima e Ibagué, bajo un mismo plan de acción para fortalecer el sector agropecuario, sería ideal, sumando la industria desde Ibagué a la cadena productiva del café y el cacao. O cómo no fortalecer los clústeres que hacen patria y grandes esfuerzos desde las cámaras de comercio en todo el departamento; y cómo no, de manera conjunta, fortalecer la gobernanza y la institucionalidad estableciendo buenas prácticas y políticas públicas, como el tema de la ventanilla única, y creando centros de servicios conjuntos que sumen a la competitividad local y regional, que tanto se requiere para mejorar el entorno de los negocios y la creación de nuevas empresas pequeñas y grandes. O cómo no interactuar conjuntamente con las autoridades ambientales y empresas de servicios públicos para facilitar disponibilidades, trámites y permisos.
Así también mejoraría la percepción de gobernabilidad, fortaleciendo de paso la confianza de lo privado en lo público y mejorando el clima empresarial para facilitar la atracción de la inversión.
Entre otras muchas cosas, se mejoraría el valor agregado que da la ciudad de Ibagué a la economía departamental, llevándola hoy de un 39,44% a niveles históricos del 43%, irradiando directa y mutuamente en el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, pues Ibagué es receptora natural de todas las municipalidades y capital de todos los tolimenses.