Por siempre mi sangre será vinotinto y mi corazón
El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes; es una frase de un autor hasta ahora desconocido que describe perfectamente lo que el fútbol logra despertar en quienes encontramos en él algún tipo de gusto e interés. Prueba de ello es lo que sucedió anoche en la final del fútbol profesional colombiano, en la que nuestro Deportes Tolima fue uno de los equipos que peleó por una nueva estrella.
Perdimos, pero se demostró una vez mas que el Deportes Tolima es uno de los iconos del departamento y representa nuestro nombre en el ejercicio del deporte más popular del mundo. Paradójicamente, lo que pasó alrededor de la final del Tolima es la antítesis de lo que somos como sociedad. No existía un tema diferente a este, todos querían estar en el estadio, la filas eran interminables para entrar al Coloso de la 37 que se vistió de fiesta. Fuimos un poco mas de 25 mil personas unidos entorno al equipo de nuestros amores.
Esa sensación de orgullo, de sentido de pertenencia, de regionalismo que se respiraba en el estadio es la que los tolimenses debemos tener en todas las esferas de nuestra sociedad. Unirnos por las causas sociales, en lo político y en lo cultural, querer y sentir pasión por nuestra tierra hará que juntos avancemos con el único propósito de construir un lugar mejor, en donde el egoísmo, la despiadada rivalidad, los recelos, las suspicacias, los temores y la desconfianza no tengan cabida. Que diferente sería Ibagué y el Tolima si nuestra clase dirigente caminara hacia un mismo sentido con un mismo proyecto y una misma intención.
Ir anoche al estadio fue presenciar una pequeña clase de “tolimensismo”, en donde debería quedar grabada en nuestra cabeza, los coros de R.V.S. (Revolución Vinotinto Sur): “Tolima es un sentimiento que se lleva en el corazón”. Que bueno sería que ese sentimiento no fuese solo por nuestro equipo de fútbol, sino por todas y cada una de las cosas que existen en nuestro territorio y por los que sobran los motivos para gritarle al país que somos vaqueros tolimenses, que nuestra sangre siempre será vinotinto y nuestro corazón de oro.
Si, perdimos; sin embargo, eso no le resta el merecido reconocimiento a los jugadores, al cuerpo técnico y por supuesto a Don Gabriel Camargo. Él, junto a todos los que hacen parte de la institución, han hecho que el Deportes Tolima sea un equipo grande; que disputó dos finales en el mismo año y que tiene en mayúscula y resaltado, un espacio en la historia del futbol profesional colombiano. ¡Por siempre Gracias!