Para el sector educativo la pandemia también trajo unas serie de retos que permitieron evidenciar las enormes brechas que existen entre el sector público y privado.

La necesidad de la implementación de las herramientas tecnológicas como las plataformas educativas, los protocolos de bioseguridad y el distanciamiento social llevaron a que las clases se trasladaran a los hogares.

“Para nosotros el generar desde casa el acompañamiento llevó a que se diera un aprendizaje de las herramientas TIC, era un campo que poco manejábamos en el entorno educativo”, dijo William Polo Arango, presidente de SUTET SIMATOL.

Los estudiantes del sector rural a causa de la falta de conectividad resultaron siendo los grandes afectados, esta situación llevó a la creatividad de los educadores que a través de guías y otras herramientas lograron que los niños, jóvenes y adolescentes no perdieran un año para la educación.

“Afrontamos situaciones nuevas, a través del ensayo error hemos ido perfeccionando el trabajo. Pero lamentablemente se nos largó la jornada, ahora los padres de familia cada vez que tienen una inquietud buscan a los profesores debido a que tienen los números telefónicos”, sostuvo Polo.

Según los profesores la situación del COVID-19 afectó también la jornada laboral debido a que la virtualidad era la única opción para continuar el año lectivo en algunos casos.

“Muchos aún se preguntan qué se puede aprender a través de una video llamada, hay muchos jóvenes que son dispersos que se pueden concentrar a través de estos mecanismo”.

A nivel del desarrollo psicológico y deportivo de los estudiantes, se prevé que COVID-19 a futuro genere unos problemas complejos para los jóvenes que están en crecimiento y que perdieron un año de su vida a causa de la enfermedad.

Según el Ministerio de Educación en los próximos meses esperan que los estudiantes del sector público y privado regresen a las aulas por medio de la alternancia. Por ahora el proceso va lento pero firme.