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En honor a las mujeres

No podemos creernos el cuento tampoco de que “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan” porque, aunque aquello se quiera hacer ver como una especie de liberación femenina, es necesario que no solo las mujeres lloren, sino también los hombres lloremos para sanar y para perdonar, y para entender que las tristezas de la vida no se curan con dinero.
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Ecos del Combeima
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9 Mar 2025 - 7:52 COT por Juan Manuel Díaz Borja

Ayer se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y no podía dejar pasar por alto mi especial saludo a las mujeres tolimenses que a diario se esfuerzan por salir adelante con templanza y múltiples capacidades.

La historia del origen de esta conmemoración la hemos escuchado y leído varias veces, y desde luego dista mucho de la parafernalia de las rosas y los chocolates que ha impuesto el comercio para la ocasión. Sin embargo, cada 8 de marzo se convierte en la oportunidad perfecta para rendir un homenaje a todas las mujeres y destacar su papel transformador en la sociedad, ya sea en el hogar o en cualquier profesión y oficio en el que se desempeñen.

No puede desconocerse el gran avance que ha tenido la mujer en el mundo con relación a épocas pasadas y lo importante que resulta ello en aras del empoderamiento femenino. En el Tolima por ejemplo hoy en día tenemos gobernadora mujer, así como en Ibagué tenemos alcaldesa mujer y eso es supremamente importante y valioso. También tenemos congresistas, directoras, maestras, juezas, y miles de mujeres desempeñándose en los altos más cargos a nivel país, y aquello debe hacernos sentir orgullosos, así como nos deben hacer sentir orgullosos también aquellas mujeres que trabajan en casa, en la calle, en las inclemencias del sol o del invierno, y en cualquier negocio y emprendimiento que les sirva de sustento para el bienestar de sus hijos. No obstante, todavía nos falta avanzar demasiado en la protección de sus derechos, y ante los rezagos del machismo incrustados en nuestra sociedad.

No podemos ignorar las altas cifras de feminicidios, ni de los abusos cometidos a niñas y jóvenes que escasamente están empezando a vivir. No podemos creernos el cuento tampoco de que “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan” porque, aunque aquello se quiera hacer ver como una especie de liberación femenina, es necesario que no solo las mujeres lloren, sino también los hombres lloremos para sanar y para perdonar, y para entender que las tristezas de la vida no se curan con dinero.

Personalmente crecí rodeado de mujeres. Además de mi madre, ama de casa y que desempeñó decenas de oficios mal remunerados en la vida, dos hermanas mayores inyectaron el mayor de los esfuerzos para que estuviera bien en medio de las adversidades. Hoy con dos sobrinas, una esposa y una hija de crianza, sin ninguna duda estoy convencido que aquellas mujeres que entregaron lo mejor de sí para mí crecimiento, hicieron un gran trabajo, pues hoy me permite entenderlas, respetarlas y valorarlas. Por ello, a ellas, pero también a mis amigas, estudiantes, tías, primas, compañeras, mi reconocimiento sincero en esta conmemoración. Ojalá los hombres tuviéramos la mitad de la valentía que tienen todas ustedes. ¡Feliz día de la mujer!