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La tributaria es la cereza del pastel presupuestal

Interesante debate tiene hoy Colombia, cuando es la primera vez que se presenta de manera conjunta el proyecto de presupuesto nacional acompañado de una reforma tributaria dada por hecho.
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Álvaro Montoya
Crédito
Ecos del Combeima
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15 Sep 2024 - 13:46 COT por Álvaro Montoya

El dilema está en saber si el molde utilizado para la elaboración del pastel presupuestal y que en principio alcanzaría para todos los colombianos, estaba o no muy grande, o por el contario eran pocos los ingredientes para prepararlo. Pues antes de pasar semejante bizcocho por la báscula del congreso nacional y luego hornearlo, seguro tratarán de ajustarlo y rendirlo con algo más de harina sin entender que ese gluten que contiene para darle forma podría terminar endureciéndolo a tal punto que nadie pueda tragárselo y muy  por el contrario echarse a perder, a menos que lo completen con una buena cantidad de mermelada.

Interesante debate tiene hoy Colombia, cuando es la primera vez que se presenta de manera conjunta el proyecto de presupuesto nacional acompañado de una reforma tributaria dada por hecho. Y es que la ley de presupuesto nacional nunca ha sido protagonista política, en cambio la tributaria sí, pues siempre se ha considerado ese presupuesto nacional una apuesta gubernamental y no del congreso, por ello siempre ha sido aprobada sin mucho reparo más que  algunas recomendaciones y observaciones. Pero esta vez y por muchas razones, son fruto del mayor rigor y reparo político.

Sin embargo es la segunda reforma tributaria presentada por el gobierno Petro ,después que esta misma segunda tributaria del gobierno Duque en su momento sirviera como Florero de Llorente del famoso estallido social y cambio de dial en la  política  nacional.  Momento  del cambio que ha traído todo tipo de contratiempos y pulsos.  Las segundas reformas tributarias de por sí, son complicadas y tramitadas con mucha resistencia parlamentaria y suelen ser donde se les mide el aceite a los gobiernos y costar mucho desgaste político para el gobierno de turno.

Aunque los $12 billones presupuestados con esta reforma tributaria llamada Ley de Financiamiento es relativamente menor frente a muchas otras, también es cierto que la capacidad de pago de los colombianos es mucho menor. Sea buena o no, justa o no, necesaria o no, eso no importa, la presentan como inoportuno dizque porque el dinero está en los bancos y fiducias, y aunque esté allí por invertir tampoco importa, lo significante para quienes se oponen es que no se disponga de más y más dinero en un periodo preelectoral y se utilice para beneficiar el ahora llamado continuismo.

Momento similar y no peor que el vivido con la segunda Reforma Duque donde para fortuna de ese gobierno apareció un mago de ministro llamado José Manuel Retrepo, quien con una estrategia inusual en esos cargos y aspectos económicos viajó por todas las regiones consultando las fuerzas vivas de la nación hasta lograr estructurar una reforma tributaria que parecía imposible y que a la postre resultó siendo una de las mejores reformas que se han tenido en los últimos tiempos, y más, considerando ese fallido antecedente Carrasquilla y la situación misma de post pandemia que enfrentaba la nación y el mundo entero.

Y sin entrar en otros debates, el gobierno desestima el tener  $50 o $60 billones para gastar, así la situación económica del país los reclame y los necesite circulando en su economía, Y que muy por el contario se convierte en dolor de cabeza para los economistas y especialmente para quienes entienden qué se puede hacer con todos esos billones de pesos en un país como el nuestro y en un año preelectoral como el que viene.

Por ello el gran pulso y justificación está en los montos a disponer y la estrategia misma de la oposición por neutralizarlos para así restar lo que más pueda de esos montos, y no dejar sumar tanto buen ingrediente a ese pastel presupuestal que se viene preparando para celebrar un primer periodo presidencial y al celebrar, cantar el ¨que los cumpla feliz, los vuelva a cumplir y los siga cumpliendo¨.

Esa reforma tributaria como cereza del pastel presupuestal que viene si o no, por ley o por decreto, el gobierno no estaría dispuesto a entregarla ni feriarla, así  finalmente la pierda, no sin antes cobrarla políticamente pues a partir de ese momento Colombia entraría en modo campaña presidencial 2026.