Este tramo vial concentra el flujo vehicular de la carrera quinta, el acceso al barrio Pacandé y la doble orientación de avenida Ambalá y debido a una falta de control sobre la movilidad, los trancones que se forman durante las horas pico han llegado a extenderse hasta a un kilómetro. 

El paso de los transeúntes se ha convertido en una maniobra arriesgada, ya que por la vía es habitual que algunos conductores transiten en exceso de velocidad, a pesar que sobre la carretera están ubicados unos reductores de velocidad, así mismo el alto tráfico de vehículos de carga pesada en el sector ha influido en el mal estado de la malla vial que ya ha sido intervenido en varias ocasiones.

Sin embargo, frente a la postura a favor de la implementación de semáforos en el sector hay quienes se oponen, alegando que estos dispositivos en vez de ayudar a la movilidad lo que hacen es empeorarla, algunos ciudadanos declaran que con la activación de los semáforos el tiempo de espera para movilizarse por el sector se duplicaría.