Ante la dificultad de comprar nueva y la alta inflación, los inversionistas refugian sus capitales en la vivienda usada
“El precio de venta de la vivienda usada durante el 2022 se creció en 7,7%”, reveló Karina Reyes, presidente de Fedelonjas.
También es importante resaltar que la compraventa de vivienda usada presenta una menor tasa de participación por parte de intermediarios financieros, es decir que se compra con menos crédito hipotecario, en contraposición con los registrado en la nueva. “Esto aísla parcialmente el efecto negativo de las altas tasas de interés en la actualidad y es resultado de que los inversionistas buscan refugio para no perder poder adquisitivo pues la finca raíz ha demostrado ser la opción más segura y estable con el paso de los años”, agrega la líder del gremio que reúne a más de 10.500 agentes inmobiliarios en el país.
Según el Dane, en el 2022 el valor de los desembolsos para la adquisición de vivienda usada decrecieron -30,23% mientras la nueva decreció -19,16%. Esto se explica parcialmente por la focalización en la asignación de subsidios para la compra de vivienda nueva.
“La caída de venta de vivienda obedece a varios factores como la pérdida de poder adquisitivo de las familias, las altas tasas de interés que generan menor monto a prestar y, por supuesto, a los ajustes a los subsidios de VIS por falta de disponibilidad presupuestal.
“No obstante, la dificultad de comprar vivienda nueva le está dando más oportunidades a la vivienda usada. De una parte, las familias encuentran en el mercado del usado precio más benéficos, áreas más generosas y más opciones de ubicación. Además, al ofrecer disponibilidad inmediata, las familias tienen un respiro porque no tienen que pagar cuota y arriendo al mismo tiempo que es una de las dificultadas más grandes para el acceso al techo propio”, agrega la presidente de Fedelonjas.
En este inicio de año, también se nota la alta demanda de viviendas para alquiler. Esto sucede por factores como la posibilidad de trabajo remoto que ha permitido que los hogares regresen a ciudades natales como las áreas metropolitanas de Barranquilla, Bucaramanga y Medellín.
Esto aumenta la demanda de arriendos en estratos 3 y 4 en arriendo y, por ende, el interés de los inversionistas que quieren comprar porque buscan renta.
“Debido a que hay viviendas que toman más tiempo en venderse, precisamente por las altas tasas de interés, los inmobiliarios le están recomendando al propietario que las arriende para recibir ingresos mientras el mercado se estabiliza para percibir ingresos y recuperarse con la valorización que vaya teniendo el predio”, indica Karina Reyes, presidente de Fedelonjas.
En el caso de Antioquia, se reporta un buen momento para el sector inmobiliario pues creció 3,3% en lo corrido del año 2023 y durante el 2022, la venta de usada creció en 1% en ventas de vivienda usada. En esta región, la valorización más rentabilidad fue del 1,3% mensual.
“Para la muestra de las viviendas que manejamos en nuestro software MLS, la venta de vivienda usada crece 10% en lo corrido del año. Sí hay mucha liquidez en el mercado y gente tratando de colocar en propiedad raíz porque buscan renta y valorización pero falta stock especialmente en bienes entre 300 y 700 millones de pesos”, agrega.
Para los expertos inmobiliarios, la solución es culminar más viviendas nuevas pues un 25% de lo nuevo se destina a arriendo. Por ejemplo en Antioquia, mientras antes del 2020 unas 5.000 unidades iban al alquiler, luego del 2022 apenas entran unas tres mil de las 12 mil entregadas.
Es importante recordar que por cada 2 a 3 viviendas usadas vendidas se impulsa la compra de una vivienda nueva. Es decir que la política de vivienda requiere un mix de soluciones entre el mercado del usado y de la nueva para dinamizar el mercado que ofrece una importante cantidad de empleos tanto en obra nueva como en remodelaciones, adecuaciones y decoración, en el caso de la usada.
“Si tenemos en cuenta que unos de los objetivos de política pública es garantizar el acceso a vivienda y hábitat digno, es relevante trabajar en incrementar el stock disponible de vivienda digna para reducir el déficit habitacional y bajar la presión en los arriendos enfocándose en la vivienda usada debido a que esta exige un menor presupuesto y tiempo para la adecuación y construcción a diferencia de lo que sucede con la vivienda nueva, en especial, la vivienda de interés social VIS.
“Por eso recomendamos al Gobierno Nacional impulsar el subsidio de arrendamiento, que cubriría un porcentaje del valor del canon de arrendamiento. Esto porque el acceso a una vivienda digna y adecuada es limitado para los hogares que, por su nivel de ingreso, les es muy difícil pagar cuota y arriendo al mismo tiempo lo que los desmotiva a ser propietarios. Es necesario estimular la vivienda usada como mecanismo para incrementar el stock disponible de vivienda en arrendamiento para atender la alta demanda que tenemos hoy especialmente en los estratos 1, 2 y 3”, concluye Karina Reyes, presidente de Fedelonjas.