Pasar al contenido principal
Econoticias y Eventos
Opinión
COMPARTIR
Se ha copiado el vínculo

Seguridad y protesta social

La protesta social hoy goza de cabal salud, la sociedad no puede dejarla infectar de los intereses politiqueros y electorales, menos de los violentos.
Imagen
Crédito
Suministrada
11 Oct 2020 - 9:35 COT por Ecos del Combeima

Siempre he reiterado que la seguridad es un valor de la democracia que garantiza el ejercicio de las libertades colectivas e individuales, que debe ser la seguridad un garante de derechos, máxime en aquellos que los ejercen en legalidad, respeto por los demás y en el reclamo justo de estos o de las injusticias, vengan de donde vengan. 

La libertad como un derecho garantizado por la seguridad, comporta también obligaciones las que nacen en el goce efectivo de las libertades de los demás, no podría haber una libertad plena sino hay un respeto pleno por el otro. El disenso es también otro precepto que garantiza el enriquecimiento de la democracia, la contradicción basada en el argumento, la discusión sana y legal construye sociedad.

Por eso, bajo ninguna circunstancia debe permitirse la violencia, ni por actores ilegales, ni por aquellos que, disfrazados de inconformes, vandalizan el ejercicio de la libre protesta, protegida por la constitución y la ley. 

Esta crisis nos traerá graves consecuencias económicas, sobre todo en sectores sociales muy afectados con la generación de ingresos, por ende, una alta taza de inseguridad que se reflejará en delitos comunes como el hurto y la extorsión, estas consecuencias serán mucho más agudas en las zonas urbanas, pues las rurales se han convertido en las “zonas limpias”, de producción agrícola, ambiente sano, generación de recursos y sobre todo tranquilidad.

Es increíble la evolución del fenómeno social de inseguridad en nuestro país, que pasó de lo rural a lo urbano y con características absolutamente distintas, eso sí, ambos alimentados por la inequidad y la injusticia social. 

La protesta social hoy goza de cabal salud, la sociedad no puede dejarla infectar de los intereses politiqueros y electorales, menos de los violentos, hoy más que nunca la movilización social debe ser el instrumento pacifico ejemplarizante, unos pasos que reafirmen una conciencia social colectiva sobre el país que soñamos, queremos y debemos construir con hechos tangibles y realidades contundentes, no con discursos y arengas, que no construyen sino generan más división y odio en el país. La seguridad y la protesta social deben ir de la mano para garantizar el sagrado derecho de la libertad.

También te puede interesar estas columnas

Ellos, los chinos, están conquistando el mundo de una manera silenciosa pero progresista, donde sus destinatarios son beneficiados con cooperación y apuestas económicas.

Lo que, a la alcaldesa, su equipo de gobierno y su jefe político no previeron, es que, en el desespero por distraer la atención, esparcieron el fuego del malestar que tenemos los ibaguereños por lo mal administrada que está la ciudad.

Colombia se prepara para un intenso ciclo electoral con las venideras elecciones a Congreso en marzo y presidenciales en mayo de 2026.

Y aunque el caso de Nury, al igual que el de la enfermera Diana Carrero, tristemente resultan siendo uno más en la larga lista, este país reclama acciones urgentes en defensa de la mujer. Según la Defensoría del Pueblo durante el 2024 fueron asesinadas 745 mujeres y de ese dato, 44 fueron niñas y preadolescentes. Lo aterrador del asunto es que habitualmente los verdugos fueron novios y esposos en más de 26.000 casos de violencia de pareja que se presentaron, aumentando en un 23% en comparación con las cifras del 2023.

El enfoque del actual gobierno parece carecer de la planificación y la capacidad técnica necesarias para enfrentar las múltiples crisis del país.

Pero otro camino de esta revolución cultural es enfrentar ese equivocado mensaje de la “tiranía del mérito” que vienen acuñando las lógicas “woke” progresistas.

¡Lo volvió a hacer! El representante a la Cámara, Gerardo Yepes hace méritos para obtener el título de indisciplinado del año al interior del partido Conservador.

¿Cómo es posible que, a pesar de contar con presupuestos, políticas y documentos que advierten sobre la importancia de tomar medidas, aún no tengamos campañas bien estructuradas para reducir el consumo de agua?

Hemos sido engañados, por altos estamentos nacionales quienes desconocen y pretenden minimizar las grandes falencias de este “antisistema de salud” fundamentado sobre la intermediación financiera.