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Crónica del primer rescatista que atendió la emergencia de Armero en 1985

Con nostalgia, Leopoldo Guevara narró cómo vivió aquel 13 de noviembre, cuando la naturaleza ya avisaba que algo malo iba a suceder.
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Leopoldo Guevara
12 Nov 2025 - 10:26 COT por Daniela Chamorro

Ese día, los armeritas realizaban sus quéhaceres cotidianos mientras la radio informaba sobre una posible actividad del volcán Nevado del Ruiz.

Leopoldo Guevara, quien era entonces director de la Defensa Civil de Venadillo, contó que ese día visitó por última vez lo que era Armero, sin imaginar que se avecinaba una tragedia que lo marcaría de por vida.

“En la tarde me despedí del alcalde Moncho Rodríguez. Éramos amigos, y ese día me dijo: ‘Leopoldo, va a pasar algo grave’”, recordó Guevara.

Leopoldo sabía que el volcán se estaba comportando de manera inusual e intentó alertar a las autoridades competentes, pero fue ignorado. “Nadie me paró bolas, ni el gobierno central ni el gobierno departamental”, afirmó.

“Me despedí a las cuatro y media de la tarde y viajé a Venadillo. Cuando estábamos en la sede, a las nueve y media de la noche, Hernán Castiñón Restrepo, por TV Hoy, anunció que posiblemente había hecho erupción el volcán”, relató Guevara sobre el momento en que se dio cuenta del inició de la tragedia.

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Leopoldo en Armero de ahora

En su incansable gestión por mantener comunicación con la Defensa Civil de Armero, le notificaron alrededor de las 11 de la noche que el pueblo se estaba inundando.

“Llegamos allí y ya había una lámina de barro de unos 20 centímetros. A lo lejos vimos cuatro personas sobre el capo de un carro. De alguna manera nos acercamos, los sacamos de ese sitio y los llevamos a buen recaudo”, narró.

El panorama era de caos, humedad y un fuerte olor a azufre. En medio de los esfuerzos por ayudar, la tristeza invadía a Guevara: “Descubrí una escena tan dramática, tan triste, no sé cómo decirlo… había una laguna grandísima con gente enterrada hasta el pecho pidiendo auxilio”.

Leopoldo reconoce que volver cada año a Armero para conmemorar este suceso es difícil para él, porque ese lugar era como su segundo hogar. “Yo iba con frecuencia a Armero, a las reuniones sociales. Se perdieron muchos amigos”, dijo con nostalgia.

Después de este “campanazo” —como Guevara denomina esta experiencia—, los gobiernos de Latinoamérica comenzaron a desarrollar pedagogía sobre emergencias naturales. Ejemplo de ello fue la primera reunión en Chile sobre manejo de desastres naturales, a la que asistieron 15 países.

Finalmente, el exdirector de la Defensa Civil envió un mensaje a todas las familias armeritas, invitándolas a mantener viva la memoria de quienes perdieron la vida: “Quiero que continúen estos eventos, hacer valer lo que el Santo Padre Juan Pablo II declaró como Campo Santo”, concluyó.