Hoy se juega la final de la copa América, el certamen deportivo que congrega a las selecciones de fútbol de todo el continente. Durante casi un mes, nuestra selección superó a países como Costa Rica, Panamá, Brasil, Uruguay, Paraguay y enfrenta el partido más importante contra Argentina.

Han pasado 23 años después del único título que ha conseguido la selección, así que disputar esta final no es un asunto menor, es un objetivo que no lograron jugadores como el Pibe, el Tino, Yepes o Falcao, deportistas que nos dieron grandes alegrías, que compartieron el mismo sueño, pero que aun así, no pudieron.
No es el momento de ideologizar el interés y la pasión que genera la selección Colombiana de futbol; ese cuento de: “pan y circo para el pueblo”, no aplica, dejemos de meterle política a todo, pues lo único que resulta de eso es seguir polarizando y dividiendo esta sociedad.

Porque para un país que está acostumbrado a vivir en el suelo de las desgracias y las tristezas, en el que encendemos los televisores para ver corrupción, violencia y muerte, nos merecemos 90 minutos en el que se nos olviden nuestras diferencias, que nos unamos para elevar al cielo el nombre de COLOMBIA y nos abracemos alrededor de una copa. 

Que no es una simple copa, ser Campeones de América significa ilusión, fraternidad, orgullo, sacrificio, disciplina, lucha, perseverancia, sentido de pertenencia; amor por esta tierra,  por lo que somos y sobre todo, la oportunidad de pensar en algo distinto, algo que nos de felicidad pese a nuestra realidad.

El fútbol es la cosa más importante de las cosas menos importantes, dijo un escritor anónimo, pero hoy creo que el fútbol no es solo una cosa, es el motivo para que 50 millones de colombianos quieran lo mismo, y que eso pase, hay que honrarlo y valorarlo.