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Falsos positivos: la historia del inocente que por 13 años fue terrorista

El relato de este hombre narra, de cómo se vio involucrado por culpa de un chivo expiatorio, durante trece años en un homicidio que no cometió.
21 Nov 2015 - 11:35 COT por Ecos del Combeima

Trece años esperó Adolfo Gutiérrez Malaver para que la justicia le diera la razón de que no era guerrillero y que no había participado en un atentado terrorista contra la Policía Metropolitana de Bogotá en octubre de 2002. Gutiérrez Malaver no fue más que un chivo expiatorio y víctima de una venganza pasional de un exguerrillero que con su falso testimonio engañó a las autoridades y logró que a Gutiérrez lo condenaran a 28 años de prisión. El Espectador conoció el fallo absolutorio con el que la víctima de esta historia quedó en limpio ante la justicia.

El viacrucis de Gutiérrez comenzó el 25 de octubre de 2002. Ese día fue capturado y, según él, torturado por miembros de la Fuerza Pública durante cinco días que se hicieron pasar por paramilitares y le ponían corriente en los testículos. Poco después se enteró de que lo habían arrestado porque supuestamente era el autor de un atentado con carro bomba contra la Policía que había dejado dos muertos y 39 heridos.

El 22 de octubre de 2002, a las 7:15 a.m., en el lavadero de carros La Tercera, frente a las instalaciones del Comando de la Policía Metropolitana de Bogotá, explotó un taxi que les causó la muerte a Hernán Rojas, auxiliar de tránsito de la Policía, y a Juan Antonio Beltrán, un lavador de carros, y dejó heridos a 39 miembros de la Fuerza Pública. Comenzaron las pesquisas y un testigo anónimo que se presentó ante la Sijín de la Policía dio las primeras pistas que ponían contra la pared a Gutiérrez Malaver.

En los primeros días de noviembre, Adolfo Gutiérrez fue presentado como el hombre que armó el carro bomba del atentado. Empezó el juicio y el 20 de abril de 2005 fue condenado a 28 años de prisión. La sentencia fue confirmada en segunda instancia por el Tribunal Superior de Bogotá el 21 de julio de 2008. Sin embargo, fue la Procuraduría la que avizoró que en el caso se estaban cometiendo una serie de irregularidades e injusticias.

Tomado del Espectador

 

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