Fedearroz pide el pago de un precio justo al productor durante la cosecha
La Federación Nacional de Arroceros, Fedearroz, expresó su preocupación por el precio que viene registrando el arroz paddy verde pagado por la industria molinera al productor, justo cuando inicia la recolección de la cosecha que tendrá lugar en el segundo semestre del año.
Según el gerente general de Fedearroz Rafael Hernández Lozano, ya es preocupante el precio de compra del arroz paddy verde al agricultor, al iniciarse la segunda quincena de julio, cuando las primeras zonas del Llano empiezan a cosechar, agravando una situación de reducción en el precio que inició hace cerca de tres semanas en varias regiones productoras.
Para el dirigente gremial, esta es una situación que amenaza seriamente el ingreso de los cultivadores de arroz y miles de familias campesinas que hacen parte de esta gran cadena productiva, como quiera que este año se han presentado impactos sobre los rendimientos por cuenta del cambio climático y el efecto negativo de otras situaciones extremas como las inundaciones en La Mojana.
Fedearroz destacó que el inventario del grano en la industria disponible al cierre de junio es de los más bajos de la historia, por lo que considera que una reducción de precios no consulta con la realidad del abastecimiento nacional.
De la misma manera, otra situación que pudiera afectar la comercialización del grano es el hecho de no contar con el incentivo al almacenamiento, mecanismo que ha existido hace cerca de 30 años y que había venido contribuyendo a mitigar los efectos negativos sobre el precio a la salida de la cosecha.
Ante la situación actual, Fedearroz solicita al gobierno nacional concertar con el gremio productor, alternativas que eviten los efectos negativos que una situación como la advertida tiene sobre el empleo y la seguridad alimentaria, teniendo en cuenta la eliminación del incentivo al almacenamiento, el cual históricamente había contribuido a la estabilidad del precio al productor de arroz.
De igual manera se solicita a la industria molinera, reconocer en el precio al productor, los esfuerzos que vienen haciendo los agricultores y campesinos para mejorar la competitividad del sector y para contribuir decididamente a la permanencia de un cultivo como garante de la soberanía alimentaria.