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RTVC es de Colombia no del Gobierno

RTVC es por mandato constitucional, la voz de todos los colombianos, no del gobernante de turno.
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Jose Manuel Restrepo Abondano
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23 Oct 2025 - 15:13 COT por José Manuel Restrepo Abondano

Tuve la fortuna de ser parte de la junta directiva de RTVC durante por lo menos dos gobiernos distintos, y luego la conocí por dentro en otro gobierno. Por eso creo firmemente en el valor de un medio que debe comportarse como bien público. De eso siempre nos preocupamos en aquellos momentos. 

RTVC es por mandato constitucional, la voz de todos los colombianos, no del gobernante de turno. Cuando un medio público se subordina a un gobierno, deja de ser un servicio ciudadano y pasa a ser un instrumento de propaganda. Con ello se rompe la confianza social, se distorsiona la verdad y se debilita la democracia.

Y lo anterior responde a principios constitucionales: la libertad de informar y recibir información “veraz e imparcial”, la independencia periodística y el hecho que el espectro electromagnético pertenezca a la sociedad y no a los gobiernos; y el aseguramiento  de igualdad de acceso y pluralismo informativo. Por ello, RTVC tiene la obligación de garantizar independencia editorial, pluralidad y neutralidad. 

La relatoría especial para la libertad de la CIDH sostiene que los medios públicos deben ser políticamente independientes, reflejar la diversidad de voces y operar bajo mecanismos de control ciudadano. Usarlos para difundir propaganda oficial rompe esos principios y reduce el espacio para la crítica y el debate democrático. 

Seguir esos principios, es lo que ha permitido el éxito de canales y medios por todos conocidos a nivel global y que son referentes de independencia, profundidad y calidad. A manera de ejemplo, la BBC británica, ha sido siempre un referente que es hoy valorada por líderes de distintos partidos. Su independencia ha sido reconocida tanto por Rishi Sunak como por Keir Starmer, y el Royal Charter le fija la misión de servir al interés general con imparcialidad, respeto a la independencia editorial, creativa y operativa.  

Ejemplos parecidos se encuentran en Alemania. Los medios ARD y ZDF operan bajo estructuras descentralizadas donde la participación política está limitada. En 2014, el Tribunal Constitucional alemán sentenció que “la televisión pública no puede convertirse en televisión estatal, sino reflejar la pluralidad de la sociedad”. Esa lección se fundó tras la guerra, cuando los aliados exigieron que la radio y la televisión nunca volvieran a ser mecanismos de propaganda política, asunto que nos llevó a donde nunca quisimos llegar. También CBC/Radio-Canada y SVT en Suecia funcionan con financiamiento público pero gobernanza ciudadana, garantizando independencia editorial frente a cualquier gobierno.

Por eso me gusta el llamado de atención que hizo la Fundación para el Estado de Derecho a RTVC al recordarle que “pertenece a la sociedad, no al gobierno de turno”. 

Seguir un camino contrario, nos devuelve a esa obra magnífica de George Orwell al advertir en 1984 los riesgos de los “ministerios de la verdad”: aparatos de poder que manipulan los hechos para sostener una versión oficial. Cada vez que un gobierno intenta moldear un medio público a su medida, ese eco orwelliano resuena.

Si queremos que RTVC subsista muchos años, debe ser la televisión y radio de Colombia, objetiva, plural, transparente y crítica. Porque un medio público solo cumple su misión cuando sirve a la verdad, no al poder de turno.

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